El aumento del gasto militar se perfila como el tema principal de esta cita que será el punto de partida para una nueva relación entre EEUU y la Unión Europea.
Los 32 líderes y jefes de Gobierno de los países que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se dieron cita en La Haya para discutir el futuro próximo y no tan próximo de este bloque, que ha tenido importantes diferencias internas después del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El aumento del gasto militar se perfila como el tema principal de esta cumbre que podría ser el punto de partida para una nueva relación entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) en materia de seguridad y defensa.
El Presidente estadounidense ha pedido que todos los miembros de la Alianza atlántica destinen, al menos, el 5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en defensa, pero hay naciones como España que se niegan a hacerlo.
Trump, además, ha expresado su oposición a que Washington se haga cargo de la seguridad europea. Y hay líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron, que reconocen la necesidad de que el bloque europeo no dependa tanto de Estados Unidos en esa materia.
Por ahora, lo que más ha logrado la OTAN es que los países miembros dediquen el 3,5% de su PIB a inversión militar para 2035, y el 1,5% para necesidades más amplias, como la ciberseguridad y la infraestructura.
Alemania, por su lado, ha anunciado planes para alcanzar la cifra del 3,5% de las necesidades básicas de defensa en 2029, seis años antes de lo previsto.
El tema de fondo, sin duda, es el conflicto en Ucrania: mientras Moscú y Kiev mantienen conversaciones para tratar de llegar a una solución a la crisis —algo que apoya Donald Trump—, países como Alemania, Francia o el Reino Unido conservan una narrativa antirrusa y optan por que Ucrania siga siendo apoyada militarmente. Una postura que respalda la mayoría de los países de la OTAN. El líder ucraniano, Volodímir Zelenski, fue uno de los invitados a la cumbre.
AEP