El Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima no sólo exhibe la historia desgarradora generada por la mano del hombre, sino también honra la memoria de las víctimas de la bomba atómica.
“Se cree que la persona sentada en los escalones, esperando a que se abra un banco, murió sin posibilidad de escape”, se oye explicar desde la audioguía, sobre la “Sombra humana grabada en piedra”, que se deja ver en una de las vitrinas ubicadas en el edificio Principal del moderno Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, Japón, en Asia Oriental.
La mañana del lunes 6 de agosto de 1945, las actividades de miles de personas de Hiroshima se llevaban a cabo con normalidad. En el distrito financiero de la ciudad, los banqueros, por ejemplo, se preparaban para una jornada normal, a pesar de la guerra, y los clientes hacían fila para alguna operación financiera.
Es el caso de aquella persona que, sentada o de pie, a la entrada del Banco Sumitomo, en los escalones de piedra, esperaba que éste abriera sus puertas.
Pero, justo a las 08h15, una bomba atómica, que fue lanzada por un avión del Ejército de Estados Unidos, explotó sobre la ciudad de Hiroshima sembrando el horror: miles de heridos de gravedad y muertes de cientos de miles de personas.
“El intenso calor de la bomba atómica tiñó los escalones de un tono blanquecino; la piedra, bajo la persona sentada, permaneció oscura, como una sombra. Varias familias han sugerido que la persona que murió en los escalones podría haber sido uno de los suyos”, continúa la explicación a través de la audioguía.
Este es sólo uno los testimonios conmovedores y escalofriantes de uno de los días más atroces de la historia de la humanidad, cuando las explosiones de las bombas atómicas no sólo sobre Hiroshima, sino también sobre Nagasaki, lanzadas por Estados Unidos, dieron fin a la Segunda Guerra Mundial.
Tras ese acontecimiento bélico, el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, que forma parte del Parque Conmemorativo de la Paz, ubicado en el centro de la ciudad, es uno de los más importantes de Japón.
El museo fue inaugurado en agosto de 1955 con el propósito de transmitir las consecuencias del bombardeo atómico del 6 de agosto de 1945 y promover un mensaje de paz y abolición de las armas nucleares. Comprende dos edificios: Este y Principal. Recibe cada año a millones de visitantes japoneses y extranjeros.
La Agencia Boliviana de Información (ABI) visitó el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima y otros sitios emblemáticos de distintas ciudades de Japón, entre fines de agosto e inicios de septiembre, gracias al “Programa de invitaciones para periodistas extranjeros” del Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país asiático.
MURIÓ GIMIENDO: “AGUA, AGUA…”
En otra de las vitrinas del edificio Principal del museo se preserva la fotografía y testimonio del niño Shinichi Tetsutani (de 3 años y 11 meses) quien iba en su triciclo cuando explotó la bomba atómica aquel fatídico día.
“Sufriendo heridas graves y quemaduras severas en todo el cuerpo, murió esa noche gimiendo: ‘Agua, agua...’".
Su padre, llamado Nobuo, le puso un casco de metal en la cabeza a Shinichi y enterró un triciclo (donado al museo) junto con su cuerpo en un patio trasero para que pudiera montarlo incluso después de su muerte.
“Años después, Nobuo decidió colocar los restos de Shinichi en una tumba familiar. Cuando los desenterró, encontró el cráneo de Shinichi intacto dentro del casco”, se oye relatar a través de la audioguía sobre la trágica muerte del niño.
El padre de familia no sólo perdió a Shinichi, también sufrió la muerte de sus hijas Michiko (7) y Yoko (1), que quedaron atrapadas y quemadas bajo su casa derrumbada tras la explosión del artefacto atómico.
Asimismo, se puede observar la fotografía de dos hermanos que perdieron el cabello por la radiación a principios de 1945. También se puede ver el uniforme, la gorra y el cinturón de tres estudiantes de secundaria víctimas de la explosión.
Pasos más allá, dentro de otra vitrina, se halla el vestido de Nobue Terao (entonces de 24 años) quien estaba sola en casa, atendiendo la tienda de ropa de su familia, cuando estuvo expuesta al bombardeo atómico.
A pesar de sufrir graves heridas, la joven logró llegar a un punto de evacuación en Itsukaichi al día siguiente. “Innumerables fragmentos de vidrio del gran escaparate de la tienda le habían perforado el cuerpo. Murió a medida que su condición física empeoraba”.
“Este vestido fue usado por Nobue en el momento del bombardeo. ‘Las manchas de sangre se han decolorado’. Temiendo que al lavarlo se deshiciera, el padre de Nobue, Hiroshi, lo conservó tal como estaba”, se oye a través de la audioguía.
El museo también rescató el desgarrador relato de su padre Hiroshi: “Mi hija sufrió graves quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo. Tenía moretones e innumerables fragmentos de vidrio alojados en su cuerpo. Las heridas habían dejado de sangrar, pero quedó extremadamente débil. A pesar de nuestros cuidados desesperados, falleció el 18 de agosto”.
Con iluminación tenue, lo que las vuelve un tanto sombrías, algunas salas del museo trasladan al visitante 80 años atrás a los días de horror y dolor en Hiroshima y Nagasaki. Esa luminosidad también se puede interpretar como aquellas jornadas de “oscuridad política y económica” durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima no sólo exhibe la historia desgarradora generada por la mano del hombre, sino también honra la memoria de las víctimas de la bomba atómica y transmite un mensaje pacifista a través de diversidad de documentación.
Los testimonios de los supervivientes; objetos personales calcinados (prendas de vestir, relojes, entre otros); maquetas que muestran a Hiroshima antes y después de la explosión del artefacto nuclear; paneles que explican el desarrollo de la bomba atómica y sus consecuencias científicas, sociales y políticas; e información sobre el movimiento antinuclear y los esfuerzos internacionales, se pueden conocer en sus diversos ambientes.
Justamente en el edificio Principal se exhiben pertenencias de las víctimas y fotografías que muestran las escenas atroces provocadas por la bomba atómica y además se transmite lo que le sucedió a Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
“Tenga en cuenta que en la exposición hay muchas fotos de personas que sufrieron quemaduras graves y también de cadáveres”, es la recomendación que se lee en el material informativo que proporciona el museo al visitante.
“Después de sobrevivir a duras penas a los estragos del bombardeo atómico, la gente se vio obligada a hacer frente a un gran número de adversidades y sufrimientos. Tuvo que continuar viviendo con el profundo dolor de haber perdido a sus seres queridos, padeciendo traumas y enfermedades tanto físicas como mentales”, rememora el material informativo.
“CONVERTIDA EN TIERRA QUEMADA”
En tanto, en el edificio Este del Museo Conmemorativo de la Paz, además de las tres zonas de exposición: “Introductoria”, “Los peligros de las armas nucleares” e “Historia de Hiroshima”, está colocada la sección de videos con testimonios de las víctimas de la bomba atómica.
En esa sección, el visitante puede ver y oír los testimonios de las víctimas en Hiroshima, existen también cabinas particulares con idiomas japonés, inglés, chino, coreano, entre otros.
La exposición introductoria, por ejemplo, muestra a Hiroshima “convertida en tierra quemada”. Se proyecta la imagen de esta ciudad, antes y después del bombardeo atómico, en un modelo 3D, casi real.
Además, en este edificio se puede encontrar información sobre el “Desarrollo y lanzamiento de la bomba atómica”, “La amenaza de la bomba atómica”, “De la era nuclear a la erradicación de las armas nucleares”, “Hiroshima en tiempos de guerra y la guerra”, “La recuperación de Hiroshima y los numerosos apoyos”, y “Creando un mundo de paz”.
EXPOSICIONES ESPECIALES
Pero eso no es todo, el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima cuenta con una sala de exposiciones programadas (regularmente), para completar las exposiciones permanentes y profundizar la comprensión sobre la bomba atómica y la paz.
También puso a disposición del público una biblioteca en la cual se exponen principalmente documentos relacionados con la paz y las bombas atómicas. Se puede consultar la base de datos sobre la paz e información en internet, en horarios de 09h00 a 17h00.
Al concluir el recorrido, se puede adquirir de la tienda del museo libros, insignias, llaveros, postales, DVD’s, camisetas, minitoallas, entre otros souvenirs relacionados con la bomba atómica y la paz.
Las audioguías (que son dispositivos o servicios de audio que proporcionan información sobre un lugar) están en alrededor de 15 idiomas, entre ellos el español, con explicaciones de las exposiciones permanentes.
El museo abre sus puertas según el mes, de marzo a julio de 08h30 a 18h00, en agosto de 08h30 a 19h00 (el 5 y 6 cierra a las 20h00), de septiembre a noviembre de 08h30 a 18h00 y de diciembre a febrero de 08h30 a 17h00. Está cerrado el 30 y 31 de diciembre.
Para mayores detalles, los interesados pueden consultar la página web hpmmuseum.jp.
“Una sola bomba atómica mató indiscriminadamente a decenas de miles de personas, perturbando y alterando profundamente la vida de los sobrevivientes. A través de las pertenencias de las víctimas, artefactos de la bomba atómica, testimonios de sobrevivientes y materiales relacionados, el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima transmite al mundo los horrores y la naturaleza inhumana de las armas nucleares y difunde el mensaje de ‘No más Hiroshimas’”, es la nota que se lee apenas al abrir dicho portal web.
ABI