Como ella, cientos de trabajadores de salud recorren a diario los barrios, llevando en sus mochilas las dosis de vida y en sus corazones el compromiso con la salud pública.
Con convicción y ternura, la doctora Zelma Gutiérrez, del Bono Juana Azurduy, dependiente del Ministerio de Salud y Deportes, recorre las zonas Cuarto Centenario y Villa Armonía en La Paz buscando niños no vacunados contra el sarampión.
“Siempre les digo que la vacuna es un ángel protector, un soldadito que los va a cuidar para que no se enfermen. Así calmo a los niños y logro aplicarles la dosis sin miedo”, cuenta la doctora mientras prepara sus jeringas con precisión y cariño, según informó prensa del Ministerio de Salud y Deportes.
Gutiérrez inicia su jornada a las cinco de la mañana en Viacha. Como madre, primero atiende a sus hijos de 17 y cuatro años, y luego viaja hacia la ciudad de La Paz, donde lidera la Brigada 12 de vacunación. Cada día recoge los inmunizantes de la Red 167 de la avenida Camacho y los prepara para su aplicación en las zonas asignadas.
Tocando puertas, enfrentando perros y superando el rechazo de algunas familias, la doctora no se detiene. Su mayor recompensa es la sonrisa de un niño inmunizado. “Sé que lo estoy protegiendo de una enfermedad que puede dejarle secuelas graves o incluso quitarle la vida”, afirma.
A pesar de los obstáculos, como el miedo de los menores o la negativa de algunos padres, Gutiérrez sigue adelante. Para ella, cada niño vacunado es una victoria y una esperanza de futuro.
Como ella, cientos de trabajadores de salud recorren a diario los barrios, llevando en sus mochilas las dosis de vida y en sus corazones el compromiso con la salud pública. En cada jeringa hay más que una vacuna: hay esperanza, protección y amor.
La Ruta SRP continúa, tocando corazones y salvando infancias. Porque detrás de cada vacunación hay una historia de entrega silenciosa que merece ser contada.
AEP