Bolivia celebra este mes el Bicentenario de su independencia. Son 200 años de historia desde agosto de 1825, cuando las provincias unidas del Alto Perú decidieron libremente en Chuquisaca conformar una República independiente. Torrentes de tinta corrieron sobre la gesta libertaria como las apasionadas escrituras libertarias, las sublevaciones indígenas, las revoluciones y, en el presente, atesora en su memoria nombres de hombres y mujeres que lucharon para liberarse del yugo español.
En los pliegues de la historia permanece la sublevación y resistencia de los pueblos indígenas en contra del dominio español, la lucha inclaudicable de criollos y mestizos contra el poder colonial, que luego juntaron sus sueños de lucha emancipatoria para romper el orden colonial y luego alumbraron el nacimiento de Bolivia, como una reafirmación plena de libertad.
Fueron quince años de lucha en los que se consolidó una República independiente, cuya primera tarea era reafirmar su existencia frente a enemigos externos e internos. Sin embargo, en esta etapa de la historia se incubó la exclusión y el marginamiento de los pueblos indígenas y otros sectores, la inequidad económica, el autoritarismo y el monopolio del poder político concentrado en pocas manos.
La historia de Bolivia está tejida de gestas heroicas en las que el pueblo fue el verdadero combatiente y vencedor, como la Batalla de Ingavi, las guerras del Pacífico, Acre y el Chaco y la Revolución Nacional de 1952, que allanaron el camino y gestaron una visión nacional del Estado, un poco más incluyente, aunque desnaturalizado después por intereses de determinados sectores.
Sin embargo, el pueblo boliviano tuvo que esperar la insurgencia del Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural para que tome las riendas de su propio destino a través del Estado Plurinacional que reconoció la existencia de los 36 pueblos indígena originarios campesinos, devolvió sus derechos a las mayorías y a sectores vulnerables y se aprobó una nueva Constitución Política del Estado que concede derechos y obligaciones a todos los bolivianos, por igual.
Un avance indiscutible de esta nueva etapa histórica es la Asamblea Legislativa conformada por criterios de equidad e igualdad. Un ranking global de la Unión Interparlamentaria revela que Bolivia ocupa uno de los primeros lugares en la paridad (hombres y mujeres) democrática parlamentaria. La participación de las mujeres indígenas también cobra relevancia y mayor participación.
La conmemoración del Bicentenario de Bolivia debe ser, fundamentalmente, para evocar las luchas emancipatorias, el glorioso pasado escrito por hombres y mujeres valientes que murieron por sus ansias de libertad y el reto de trazar un futuro de enormes desafíos históricos y un destino común como pergeñar la construcción de un país próspero, desarrollado, industrializado, digno y soberano, porque el pueblo es capaz de alcanzar estos derroteros.