El significado del Bicentenario trasciende mucho más allá del presente y del futuro inmediato y debe remontarse a la rica historia de sacrificios, luchas, derrotas y conquistas del movimiento popular boliviano
La relevancia de los 200 años de vida libre e independiente de Bolivia va mucho más allá de los importantes actos y homenajes. El significado del Bicentenario trasciende mucho más allá del presente y del futuro inmediato y debe remontarse a la rica historia de sacrificios, luchas, derrotas y conquistas del movimiento popular boliviano.
Para asentar una conciencia nacional renovada y con brío, en estos aún albores del siglo XXI, es fundamental conservar la memoria crítica y proyectar la Bolivia bicentenaria en la imagen y legado de los luchadores históricos y los episodios que protagonizaron.
Hay que recordar, entonces, los primeros años de vida como país que, lejos del sueño y voluntad de los libertadores, transcurrieron en medio de una serie de pugnas internas, pues las reducidas élites de potentados con ínfulas aristocráticas se turnaron el manejo de los gobiernos, dejando de lado y en la pobreza a las mayorías. No se debe olvidar la fatal Guerra del Pacífico que devino en una mediterraneidad que casi 150 años después, sigue siendo un trauma y un pendiente en nuestra sociedad. Cómo dejar de lado la Guerra del Chaco, desencadenada a instancias de las transnacionales petroleras que enfrentaron a Bolivia y Paraguay, las naciones más pobres de Sudamérica, y marcaron un triste y largo periodo de saqueo de nuestros recursos. No se puede soslayar la Revolución del 52, cuna del sindicalismo y los movimientos sociales y que, si bien no logró las transformaciones anheladas, dejó hitos fundamentales: la nacionalización de las minas, el voto universal y la reforma agraria, entre otros pocos. Es preciso, también, mirar con sentido crítico, el nefasto periodo encadenado de dictaduras militares y neoliberalismo: décadas de violencia, represión y saqueo desfachatado del patrimonio y las riquezas colectivas, a cargo de los pocos privilegiados de siempre.
Sin todos estos capítulos de nuestra ya bicentenaria vida, sin el reconocimiento de próceres y dirigentes que dieron la cara en cada instancia, no habría sido posible el surgimiento del MAS-IPSP que, al amparo de las organizaciones sociales, marca la verdadera transformación del país y de la sociedad boliviana. No habría sido posible la nueva Constitución Política del Estado moderna, ecuánime y progresista; la nacionalización de empresas fundamentales, que dio lugar al manejo soberano de las riquezas; la transformación estructural para dejar atrás un Estado y sociedad coloniales, racistas y discriminadores; y la redistribución justa de los recursos, todos estos, pilares claves de este momento de triunfo para todos los bolivianos.
Esta rica historia, valorada en este contexto del Bicentenario, significa un enorme compromiso: seguir la estela de valor y lucha permanentes de los grandes protagonistas de la resistencia y liberación; consolidar los grandes logros y reivindicaciones; profundizar el proceso de cambio que procura igualdad y justicia social y económica, y dejar atrás para siempre las ideologías coloniales y neoliberales que atentan contra el Estado Plurinacional, digno y soberano que la CPE de 2009 propugna, como resultado de la serie de episodios históricos, triunfos y fracasos, arriba detallados. ¡Felicidades, bolivianos y bolivianas! ¡Viva el Estado Plurinacional de Bolivia!