El denominado “bloque de unidad”, que en diciembre de 2024 se presentaba campante ante la población como una cohesión de la derecha y ultraderecha radical determinada a hacerle frente al movimiento popular de izquierda, representado ampliamente por el Movimiento Al Socialismo, hoy, pocos meses después, se muestra resquebrajada por los vaivenes propios de la arena política que toman como protagonista al expresidente y pupilo del dictador Hugo Banzer Suárez, Jorge Tuto Quiroga.
Como se había anticipado desde varios sectores, y también era previsible dadas las características personales de los suscritos a esta alianza, la “unidad” de este bloque ya se ve diezmada y empiezan a salir a flote las verdaderas aspiraciones de sus componentes. La disputa entre el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga, en particular, va recrudeciendo día a día ante la mirada de todos, y con ello se va diluyendo la figura de sinergia que intentaron mostrar, pero que al parecer no trascendió más allá de unas cuantas fotografías posadas.
En los hechos, la disputa entre los precandidatos Quiroga y Doria Medina se ahondó luego de que el Tribunal Supremo Electoral publicó el calendario electoral que detalla las actividades y plazos a cumplir con miras a los comicios a celebrarse el 17 de agosto.
Quiroga, catalogado por muchos como agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) de Estados Unidos, y quien maneja como as bajo la manga la intención de endeudar al país mediante el Fondo Monetario Internacional (FMI), desahució y se desmarcó de la encuesta que impulsa el empresario y excementero Doria Medina, aludiendo que no fue parte de ésta, y expresó su posición en una carta enviada al presidente del ente electoral, Óscar Hassenteufel, en la que además solicita que se transparenten los contratos suscritos con las empresas encuestadoras, ya que, en su criterio, esta labor se estaría desarrollando de manera “unilateral”.
El “bloque de unidad” había determinado que el candidato presidencial de esta alianza opositora sería definido justamente a través de encuestas, sin embargo este acuerdo va cayendo en saco roto.
Tal parece que el compromiso de unidad de los miembros de esta alianza opositora al oficialismo es funcional a las aspiraciones personales y a las autopercepciones que tiene cada uno sobre su nivel de aceptación en la población. Tampoco parece ser casual que, poco después de conocerse los resultados de la “superencuesta” de dudosa fiabilidad presentada por el magnate Marcelo Claure, en la que se advierte una leve superioridad de Doria Medina respecto a Quiroga, este último decida dar un repentino viraje y echar por tierra la modalidad que se había acordado para elegir al candidato de derecha.
Lo cierto es que el “bloque de unidad” opositor parece pender de un hilo y esta situación deja entrever que la afinidad de sus miembros estará siempre determinada por lo funcionales que puedan ser entre sí; y el momento en que alguno ya no resulta ser útil o se va perfilando como adversario ante las aspiraciones electorales, lo mejor es abandonar ese barco.