Amar a Bolivia, como aquellos que lucharon en una atroz guerra por 16 años para alcanzar una nación libre e independiente, es también honrar los símbolos que la representan.
Después de haber escuchado su solemne lectura, el 9 de diciembre de 1826 a la una de la tarde, la guarnición de Chuquisaca juró cumplir y honrar la Constitución de la República de Bolivia, la primera de su historia.
Para el general, prefecto y héroe de las guerrillas de independencia de Ayopaya, José Miguel Lanza, no fue fácil explicar la conmoción de júbilo que sintió al contemplar la ya constituida nación boliviana.
Lanza fue el único caudillo de un amplio territorio del Alto Perú que no dejó nunca de luchar contra las fuerzas realistas y fue además de los muy pocos que sobrevivió a la guerra de independencia de Bolivia.
El general recordó aquel 9 de diciembre a sus soldados, en una famosa proclama, que los diputados constituyentes les dieron una patria que defender y leyes que amar.
En esta Constitución —les dijo Lanza— se hallan consignados los derechos preciosos por cuyo triunfo luchamos 16 años.
“La independencia y la libertad fueron el objeto de nuestros votos. Ya se hallan cumplidos y nos resta aún una gran carrera, la observancia fiel de esta Constitución”, afirmaba Lanza.
El cumplimiento del contrato social de los bolivianos, aunque imperfecto, fue un mandato sagrado para el gran héroe de la independencia.
Aquella Constitución, redactada por Bolívar en su quinta de Lima, como la que rige ahora más de una década, es el pacto al que todos los bolivianos estamos obligados a cumplir.
Como Lanza dijo, todos los bolivianos debemos tener una “observancia fiel” a ese documento. Observancia en términos de cumplir con todo rigor lo que se manda, impone y ordena.
La Constitución de ahora establece, en su artículo tres, que los símbolos del Estado son la bandera tricolor rojo, amarillo y verde; el himno boliviano; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la kantuta y la flor del patujú.
La sentencia contra el racista y discriminador Rómulo Calvo por el delito de ultraje a la wiphala es correcta.
La wiphala se respeta.