El Estado Plurinacional bajo amenaza

El Estado Plurinacional, que dejó atrás al Estado colonial y neoliberal, está en riesgo. Se encuentra amenado por la derecha que quiere resucitar el modelo republicano que fue enterrado por el 61,43% de la población que dijo Sí a la nueva Constitución Política en el referéndum de 2009, para construir un país inclusivo bajo la bandera del respeto y la igualdad de todos los bolivianos, descolonizado, despatriarcalizado, con soberanía política y económica, y con la meta de la redistribución equitativa de la riqueza social.

El presidente Luis Arce lanzó la alerta ante una vieja derecha que pretende ganar las elecciones de agosto a cualquier precio, no solo para reponer la república colonial y borrar las conquistas y los derechos materializados en 20 años de gobierno del MAS, sino para desmontar el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que tiene un horizonte industrializador, defiende la propiedad de los bolivianos sobre los recursos naturales y apuesta por el Estado para mejorar la calidad de vida de los más pobres.

Así lo evidencian los programas de los precandidatos de siempre, aquellos que fueron parte de la época neoliberal (1985-2005) en que imperaron la privatización y la venta de empresas estatales, los créditos externos condicionados a medidas de shock, el desempleo, la pobreza, la enajenación de los recursos naturales a las transnacionales, la discriminación y el racismo a los campesinos e indígenas... Hoy, esos políticos recurren a cantos de sirena para engañar a los bolivianos, tergiversando la historia a su antojo.

Junto a la nueva derecha del evismo y grupos económicos conservadores despliegan una estrategia que no mide consecuencias en los bolsillos de las familias, con un boicot económico que bloquea préstamos por $us 1.849 millones en el elgislativo para evitar la llegada de divisas para la compra de  carburantes o la lucha contra la crisis climática, con la especulación en los precios de los alimentos, con el alza en el precio del dólar... todo esto para generar convulsión social y poner al pueblo en contra del Gobierno.

Más todavía, “hay mucha gente que no quiere la democracia”, advirtió Arce, gente que no comulga con que el país camine a los comicios con paz y tranquilidad. Así pasó con el fallido golpe de Estado de junio de 2024, así sucede con la vocación antidemocrática de la nueva y la vieja derecha contra el proceso electoral, al incumplir sus compromisos asumidos ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para la aprobación de leyes o del crédito de la Cooperación Internacional de Japón para garantizar el voto en el exterior.

La mesa está servida, en agosto se librará una pulseta entre estas dos visiones y Arce convocó a la unidad de la izquierda en torno al MAS para evitar que el neoliberalismo vuelva al poder y abra una nueva era que deje inconclusa la construcción del Estado Plurinacional y abandone el reto planteado en los fundamentos de la Constitución: cimentar colectivamente una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos.

AEP

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