En reiteradas oportunidades, el presidente Luis Arce destacó que su gobierno se caracteriza por ser el “gobierno de la industrialización”, y hoy queda claro que ese discurso no son solo palabras, sino que se sustenta con hechos.
Prueba de ello es lo que se vio ayer, con el ingreso de Bolivia a la era de la industrialización de la química básica, un hito que marcará un antes y un después para el país, en el marco de la política de sustitución de importaciones que lleva adelante el Gobierno.
El miércoles, el país vivió un hecho histórico al anunciarse la creación de la Empresa Pública Productiva Industria Boliviana Química (IBQ), que se emplazará en Uyuni, municipio del departamento de Potosí, con una inversión de Bs 3.409 millones. Esta obra consolidará la presencia de productos 100% bolivianos en los mercados del mundo.
Se proyecta que con la puesta en marcha de esta megaobra se ahorrarán unos $us 1.400 millones que se destinan a la importación de varios insumos, principalmente para el sector productivo nacional.
La Empresa Pública Productiva Industria Boliviana Química incluye la instalación de cuatro plantas destinadas a la producción de ácido sulfúrico, utilizado como insumo para la generación de productos finales e intermedios de la maderera, textil y de fertilizantes; ácido clorhídrico, empleado como reactivo en la agroquímica o en la industria de la construcción; carbonato e hidróxido de sodio, para la fabricación de productos de limpieza, en el sector farmacéutico, en el de tratamiento de agua, en la elaboración de papel, explosivos, tinturas y productos de petróleo; y el hidróxido de calcio, compuesto muy requerido en la industria de la construcción y en el sector minero siderúrgico.
Además, una vez puestas en funcionamiento, las industrias generarán 1.695 empleos directos y 3.500 indirectos, beneficiando a más de 1.900 unidades productivas del país.
Sin duda estas son excelentes noticias, y todo ello apunta a que la política de industrialización con sustitución de importaciones está marchando a paso firme en el país, lo que conlleva a dejar de consumir lo importado y potenciar la capacidad productiva, promoviendo así la generación de fuentes laborales para los bolivianos.