Desde el jueves pasado, día en que la Asamblea Legislativa Plurinacional, en una alianza entre la oposición y representantes del evismo, censuró al ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, las organizaciones sociales del país reaccionaron y cerraron filas con un pedido claro y contundente: “Dejen gobernar al Presidente”.
La censura que recibió Del Castillo, por 101 votos en contra, levantó dos tipos de reacciones: por el lado de la oposición, esta acción generó el beneplácito de figuras como Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, y fue calificada por analistas como “el primer triunfo de la derecha” en el Legislativo con ayuda del evismo; no obstante, para los sectores sociales de todo el país, tal hecho fue considerado como una traición a quienes lucharon por la recuperación de la democracia y un atentado directo contra la gestión de los mandatarios Luis Arce y David Choquehuanca.
El rechazo ante esta determinación se fue propagando por distintas regiones en la misma dimensión que el respaldo a Eduardo Del Castillo. Ante tal situación, el presidente Luis Arce, en total apego a la Constitución Política del Estado, destituyó a la autoridad y posteriormente la posesionó como titular de Gobierno.
Ovacionado y transportado en hombros, Del Castillo salió más fortalecido la noche de su posesión. El pueblo le dio un espaldarazo y a la vez sustentó la determinación asumida por el Primer Mandatario.
De manera ininterrumpida, en los días siguientes, organizaciones y distintos sectores sociales, entre ellos la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Oruro (FSUTCO), la Confederación Nacional de Interculturales de Bolivia, la Federación Departamental de Trabajadores Campesinos de La Paz Túpac Katari, las centrales obreras departamentales (COD), por nombrar algunos, hicieron llegar notas de respaldo al Jefe de Estado y al Ministro de Gobierno. Asimismo, el viernes se desarrolló una masiva marcha que recorrió las calles de la ciudad de Santa Cruz coreando al unísono: “Lucho, no estás solo”.
Tratar de ignorar todas estas expresiones y empecinarse en dar rienda suelta a apetitos personales no hace más que promover el rechazo de los sectores sociales que se constituyen en pilares del Proceso de Cambio, los cuales ya declararon “traidores” y “tránsfugas” a diputados y senadores evistas que pactaron con sectores que provocaron luto y dolor en 2019.
El hacer oídos sordos ante el pedido de que se deje gobernar al Presidente, no es otra cosa que confrontar el voto popular que en 2020 depositó su confianza en Luis Arce y David Choquehuanca para que reconstruyan el país. El ir en contra de este mandato es ir en contra de la propia voluntad del pueblo.