Más allá de las obras y proyectos de diversa envergadura que el Gobierno nacional entregó en los últimos días en La Paz, en el marco de los festejos por su gesta libertaria, hay un hito que debe destacarse por encima de todo, dada su trascendencia: la añorada Marcha al Norte, presentada en 2024, y que no es sino el desarrollo e industrialización de los municipios del norte del departamento, históricamente postergados.
En su discurso en la Sesión de Honor del martes, el presidente Luis Arce fue contundente: “Así como Pedro Domingo Murillo dejó encendida la tea de la libertad, nuestro gobierno deja también su tea: nuestro legado para La Paz, que es la Marcha al Norte, que traerá desarrollo para los paceños, para nuestros hijos y nietos. No hay marcha atrás, la industrialización y la Marcha al Norte son el futuro”.
Este proyecto es fundamental para La Paz, porque significa mirar a provincias como Iturralde y Franz Tamayo, donde hay municipios muy productivos que por diversos motivos hasta ahora no fueron objeto de la debida atención e impulso. El cimiento base de la Marcha al Norte es la construcción de la carretera hasta Ixiamas, en varias fases que pasan por Apolo y San Buenaventura, entre otros municipios, y que incluye, además, una veintena de puentes vehiculares que vinculan la ruta central de transporte y comercio interno y externo, así como decenas de comunidades productoras.
“La Paz ha sido siempre puntal de desarrollo y estamos apuntando a que recupere el primer puesto en la dinámica de la economía boliviana”, remarcó el mandatario, a tiempo de solventar la valía de este proyecto estrella que va de la mano con la industrialización y decenas de proyectos complementarios para las regiones colindantes con Beni y Pando. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran la implementación de la industria avícola con plantas en Ixiamas y Caranavi; la planta frutícola en Palos Blancos y la de hoja de coca en los Yungas. Asimismo, la planta deshidratadora para la producción de alcohol anhidro en la empresa San Buenaventura se perfila como un elemento clave para el desarrollo sostenible, impulsando la producción de energías alternativas y generando ingresos adicionales para el departamento y el país. Estos proyectos, además de diversificar la economía, apuntan a agregar valor a la producción primaria, aprovechando el potencial agrícola e industrial de la región.
El Modelo Económico Social Comunitario Productivo que desarrolla el Gobierno incluye a toda la población nacional como destinataria de la inversión y la redistribución. Se trabaja para todos los niveles, regiones y sectores; en el caso de La Paz hay una labor conjunta entre autoridades y emprendedores que poco a poco da interesantes resultados en el objetivo de apuntalar el liderazgo nacional a nivel productivo y financiero. Y es que las políticas que fortalecen la presencia del Estado en ningún momento están reñidas con la iniciativa empresarial, y la Marcha al Norte no es la excepción.