Litio, el botín electoral de la derecha

Por más que Samuel Doria Medina y sus voceros se esfuercen en negarlo, hay suficientes indicios de que el candidato a la presidencia por Alianza Unidad y el empresario boliviano radicado en EEUU, Marcelo Claure, tienen en manos un acuerdo para negociar a su libre albedrío el litio boliviano, en caso de que el primero llegue al poder.

Por un lado, Doria Medina busca beneficiarse del supuesto caudal de votantes que arrastraría Claure y, para ello, peca de exceso de optimismo asumiendo, primero que el también presidente del Club Bolívar sea realmente un factor de consenso y, por otro lado, que realmente tiene altas chances de ganar las elecciones –a partir, presumiblemente, de unas cuantas encuestas de dudosa fiabilidad que lo colocan en primer lugar con menos del 20 % de apoyo–. Por otro lado, Claure jura y perjura que no quiere inmiscuirse en la política, sino solo ayudar al país y los bolivianos, pero no cabe duda de que tiene evidentes segundas intenciones, como los datos lo certifican.

Marcelo Claure tiene puestos sus ojos en tres de los mayores recursos naturales de Bolivia: litio, gas y tierras raras; ya tiene participación concreta en el rubro: posee la mayoría del paquete accionario del consorcio Ausenco, uno de los líderes mundiales en exploración de litio y otros metales. Sabe, el empresario paceño, que Bolivia tiene un altísimo potencial, por eso enfatiza en su discurso de que el Estado no puede administrar estas riquezas: en el último año, Claure, antes centrado solo en sus negocios y su equipo de fútbol, empezó a ser muy activo en su cuenta de X (Twitter), desde donde, primero, tímidamente, emitió mensajes, y luego, abiertamente, empezó a opinar sobre política, decantándose claramente por la derecha.

Mientras tanto, Samuel explica y justifica (asegura que su reunión con el brazo derecho de Claure fue solo protocolar) y no hace sino hundirse más en el lodo. No deben quedar dudas de su acuerdo con el magnate: si sale electo, ya tienen apalabrado un negociado multimillonario con el litio boliviano. No hay que dejar de lado las denuncias de Manfred Reyes Villa: Claure intentó sobornarlo para que deje vía libre a Samuel; le dijo que lo harían embajador en EEUU –¿qué atribuciones se da, como si ya fuera autoridad, si ni siquiera postula para ello?– y socio en el negocio del litio.

Ante esta afrenta a la dignidad y soberanía de cada boliviano y su derecho al voto y libre decisión, es de esperar que en las semanas que quedan de reflexión preelectoral, la gente tome en cuenta estos indicios que ya dan muestra clara de lo que nos esperaría en caso de que la derecha gobierne. Bolivia y los bolivianos no podemos volver más a lo que campeaba en los años 80, 90 e inicios de los 2000: la injerencia, condicionamiento desfachatado de empresarios y transnacionales que, a título de cooperación e inversión, hacían y deshacían a su gusto. El Estado, los gobiernos, los políticos y profesionales bolivianos, el pueblo soberano son perfectamente capaces de administrar sus recursos y patrimonio.

Imprimir