La renovada Asamblea Legislativa Plurinacional tiene el deber y la responsabilidad de garantizar la gobernabilidad del Ejecutivo, liderado por el presidente Rodrigo Paz, quien tiene una titánica tarea en materia económica por la crisis derivada, principalmente, de la falta de carburantes y la disponibilidad de dólares.
En la administración de un gobierno es determinante el respaldo del Legislativo en cuanto a la aprobación de leyes estructurales y créditos externos, sin que ello implique un sometimiento del primer poder del Estado. La independencia de poderes no excluye una estrecha coordinación en beneficio de Bolivia y sus habitantes.
De hecho, el artículo 12 de la Constitución Política del Estado establece: “El Estado se organiza y estructura su poder público a través de los órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral. La organización del Estado está fundamentada en la independencia, separación, coordinación y cooperación de estos órganos”.
Las cámaras de Senadores y de Diputados conformaron sus directivas y empezaron, de forma oficial, sus labores el sábado, cuando se reunieron ambas instancias en sesión de Asamblea Legislativa Plurinacional, para la posesión presidencial de Rodrigo Paz.
El Partido Demócrata Cristiano (PDC) es la fuerza política en función de gobierno y cuenta con una representación de 65 escaños, de los que 16 son senadores; 17, diputados plurinominales; 30, uninominales; y dos, diputados por circunscripción especial. Su aliada, la Alianza Unidad, logró 33 escaños (siete senadores, 15 diputados plurinominales y 11 uninominales).
Ambas fuerzas políticas suman 75 diputados, lo que les da la mayoría, pero no los dos tercios para contar con el control absoluto de la Cámara de Diputados. Mientras que en la Cámara Alta suman 23 senadores; les falta uno para lograr los dos tercios. En la Asamblea Legislativa tienen 98 legisladores y les faltan 13 para los dos tercios, necesarios para la toma de decisiones de gran importancia.
Entonces requieren del concurso del resto de las fuerzas políticas, para consolidar una gobernabilidad sobre la base de los intereses ciudadanos. Los bolivianos merecen que los políticos se despojen de cualquier interés y empiecen a trabajar en el norte trazado por la administración del presidente Rodrigo Paz.
En el otro frente están la alianza Libre, con 51 legisladores (12 senadores, 17 diputados plurinominales, 20 uninominales y dos diputados de circunscripción especial); la Alianza Popular (AP), con ocho escaños (cinco diputados plurinominales, dos uninominales y un diputado de circunspección especial); APB Súmate, con seis escaños (cinco diputados plurinominales y un senador); el MAS-IPSP, con dos escaños (un diputado plurinominal y uno especial); y el Consejo Indígena Yuqui Bia Recuate, con un escaño.
Paz tiene una amplia experiencia legislativa y, sobre esa base, consideró el 5 de noviembre que el Ejecutivo y Legislativo deben tener una alianza estratégica, respetando la independencia de poderes, para la pronta aprobación de leyes que elabore su gobierno, enmarcadas en su mandato de sacar a Bolivia de la crisis.
Aunque también fue claro y sin tibieza respecto a posibles malos legisladores: “Necesito senadores y diputados transparentes, que no me estén negociando cada ley”, y el “que quiera negociar, lo voy a denunciar porque esto no es para negociar. La gente está desesperada”.
Bolivia necesita unidad y deben dar ejemplo quienes fueron elegidos por el voto ciudadano.
AEP

