El 26 de junio de 2024, el pueblo boliviano salió a defender la democracia que le costó recuperar con sangre de las manos de los militares en 1982, aquella que le había sido de nuevo arrebatada entre 2019 y 2020 por la derecha en la gestión inconstitucional de Jeanine Añez. Y venció. Así, echó por tierra la intentona golpista liderada por un militar aventurero que contó con el apoyo de políticos conservadores, analistas disfrazados, efectivos castrenses e intereses del imperialismo para tumbar al gobierno de Luis Arce.
El entonces comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, irrumpió ese miércoles en la tarde en el epicentro del poder político, la plaza Murillo de La Paz, con una hilera de soldados, tanquetas y camiones blindados para anunciar la toma de la Casa Grande del Pueblo y un cambio de gabinete. Ordenó que uno de los vehículos derribe la puerta del antiguo Palacio de Gobierno. Pero fue abordado por Arce, quien como capitán general de las Fuerzas Armadas le ordenó el repliegue inmediato, ante quien se insubordinó.
Fueron horas tensas en las que sobresalieron la resistencia valiente del Presidente, de sus ministros, de militares y policías patriotas, y del pueblo que salió a las calles para hacer frente a ese plan con tentáculos internos y externos para la interrupción de la democracia, lo que sumado a la condena de la comunidad internacional hizo que Zúñiga levante las manos, se dé a la fuga y sea detenido en el Gran Cuartel General de Miraflores; hoy, el ahora exmilitar espera una sentencia junto a quienes lo colaboraron.
El jueves se presentó el documental ¿Qué paso el 26 J?, en el cual se demuestra que ese 26 de junio hubo un fallido golpe que concibió inclusive la detención o el asesinato de Arce, con el espaldarazo pleno de políticos de la derecha y de (ex)personeros de la Embajada de Estados Unidos, además de ser conocido por Evo Morales y su exministro Juan Ramón Quintana, y de haber tenido un organigrama de los futuros ministros de facto. Todo con el fin de entregar el poder a los sectores más conservadores del país.
Fue un atentado a la democracia vencido por la unidad del pueblo, remarcó Arce en la presentación de la cinta. Un capítulo más en el asedio de la nueva derecha del evismo y la vieja derecha neoliberal a su gobierno, que impulsan una guerra política, económica, legislativa y mediática que se traduce en el bloqueo a créditos externos, la iliquidez de dólares, el alza de precios en los alimentos, la escasez de carburantes... con el respaldo de grupos económicos conservadores para que se desencadene una convulsión social.
Lo acontecido hace casi 10 meses es una muestra de que no hay democracia que valga para los intereses internos y externos que están en contra de gobiernos que apuestan por un modelo fuera de la lógica neoliberal para una justa redistribución de la riqueza. Y es una evidencia de que los bolivianos le dicen y le dirán “nunca más” a intentonas golpistas que busquen atribuirse la representación del pueblo. Por ello es imperioso que la justicia ponga punto final a este oscuro episodio con la sanción de sus autores.
AEP