Propuestas de Arce en la ONU

En su intervención en la 80ª Asamblea General de la ONU, el presidente Luis Arce presentó seis medidas concretas que buscan abordar problemas globales estructurales y marcar un rumbo más equitativo en la política internacional.

La ocasión, a pocas semanas de concluir su mandato constitucional el 8 de noviembre, permitió al mandatario boliviano plantear soluciones claras, articuladas y de alcance global, centradas en justicia histórica, paz, sostenibilidad y equidad.

La primera medida propone la creación de la Comisión de Reparaciones, que atienda los impactos de la esclavitud, el apartheid, el genocidio y el colonialismo en los países del Sur Global.

La iniciativa apunta a establecer mecanismos efectivos de restitución: devolución de tierras, compensaciones a comunidades afectadas, recuperación de ecosistemas y bienes culturales, así como programas de desarrollo para pueblos históricamente marginados.

La propuesta se basa en un principio simple: reconocer errores históricos y traducir esa conciencia en medidas tangibles.

En segundo lugar, Arce planteó que la Asamblea General se convierta en un órgano vinculante, capaz de garantizar que las resoluciones tengan cumplimiento efectivo.

Esto busca superar la limitación actual del multilateralismo, en el que decisiones de alcance global pueden ser bloqueadas por intereses de potencias dominantes, y dotar al foro de una función real de supervisión y articulación de políticas internacionales.

La tercera medida promueve declarar al mundo como territorio de paz y avanzar en la desmilitarización.

El planteamiento cuestiona la lógica de inversión masiva en armamento y propone redirigir esos recursos hacia educación, salud y vivienda, subrayando que la seguridad internacional no se logra con acumulación de armas, sino con condiciones básicas de vida para la población.

En cuarto lugar, la reforma del Consejo de Seguridad busca democratizar la toma de decisiones en la ONU. El planteamiento defiende la igualdad jurídica de los Estados y asegura que las regiones históricamente marginadas —África, América Latina, Asia—participen efectivamente en la definición de la estabilidad mundial, evitando que uno o dos países concentren la capacidad de decisión sobre conflictos y crisis globales.

La quinta medida establece la necesidad de una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra.

Bolivia, junto con los pueblos amazónicos, plantea que la protección de ecosistemas estratégicos, como la amazonia, requiere cooperación internacional y respeto a la soberanía nacional. La medida vincula desarrollo y conservación, reconociendo que la sostenibilidad ambiental es un componente central de la estabilidad global.

Finalmente, Arce planteó el rechazo a las guerras comerciales y la reducción de brechas económicas entre países centrales y periféricos.

La medida se centra en la equidad, defendiendo que las tensiones intercapitalistas no pueden socavar el acceso de las poblaciones al trabajo, la alimentación y la educación ni perpetuar relaciones de intercambio desigual que limitan el desarrollo de los países del Sur Global.

En conjunto, estas seis propuestas presentan un marco coherente de acción para la ONU: buscan un multilateralismo funcional, justicia histórica, sostenibilidad ambiental y equidad económica.

La intervención del Presidente se sitúa en el terreno de la propuesta concreta, con objetivos claros, dejando un registro institucional de las preocupaciones y prioridades de Bolivia en el escenario internacional, a pocas semanas de finalizar su mandato.

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