Sucre en la memoria

El presidente Luis Arce destacó el legado de lucha del Mariscal Antonio José de Sucre, el primer presidente boliviano elegido por el Congreso Constituyente.

A Sucre se le considera el militar más completo y cabal de los próceres de la independencia americana. A él, Bolivia le debe su existencia.

El Gran Mariscal de Ayacucho gobernó el país en los primeros años de la fundación de la República y fue el organizador de las instituciones de la nación.

La consolidación como Estado independiente significó para Bolivia, después de los movimientos independentistas de 1809 en Sucre y La Paz que inflamaron al continente con aires de libertad, una larga y penosa etapa de conflictos con los países vecinos y confrontaciones internas.

A Sucre le tocó un papel destacado en la fase de la edificación institucional y en los cambios socioeconómicos. La paz fue para él tan difícil como la guerra.

Hoy, la memoria de héroe, que fue uno de los Libertadores de América, merece la gratitud y el perenne homenaje de Bolivia, como lo marcó el presidente Luis Arce.

Desde que se clausuró la primera Asamblea Constituyente, el 6 de octubre de 1825, Sucre asumió, en ausencia del Libertador Simón Bolívar, el Mando Supremo de la República.

Conformado el segundo Congreso General Constituyente, el Gran Mariscal entregó el poder a la Magna Asamblea y ésta decidió, en su primer acto oficial, encomendar al propio Sucre la Presidencia de la República.

“Obligado por las aclamaciones de la representación Nacional de Bolivia a encargarme de la dirección del naciente Estado, acabo de prestar un juramento arrancado por la gratitud”, dijo el primer presidente constitucional en su discurso ante la Asamblea.

Comprometido con la vida de la nueva República, el general venezolano prometió retribuir al pueblo su confianza con trabajo y le ofreció “su espada y sus servicios para sostener las leyes y colocar a Bolivia al abrigo del orden”.

Si una persona de menos talento e integridad hubiera recibido la misión que le dio Simón Bolívar a Sucre, opinan historiadores, quizá la República no hubiera sobrevivido al caos del periodo formativo por el que pasaron todas las naciones de habla hispana de América en la primera mitad del siglo XIX.

Pero la República sobrevivió, aunque en medio de inmensas dificultades.

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