Los falsos discursos tienen patas cortas. La nueva y la vieja derecha bloquean créditos externos por $us 1.849 millones en el Legislativo, por sus afanes desestabilizadores y proselitistas ante las elecciones de agosto, limitando así el crecimiento, la inversión pública y la generación de empleos en el país. Y lo hacen con un sermón: Bolivia está muy endeudada. Sin embargo, en cuatro años, el gobierno de Luis Arce más bien redujo la deuda externa en 9 puntos porcentuales, con el índice más bajo desde 2017.
El último dato hasta febrero de la presente gestión evidencia que la deuda externa, con relación al Producto Interno Bruto (PIB), llega a 24%, cuando en 2020, en el mandato inconstitucional de Jeanine Añez, se había incrementado a 33%, o sea, la reducción fue sostenida en la actual administración: bajó a 30% en 2021, a 28% en los dos siguientes años, y a 28% en 2024. Remarcar también que cuando Arce fue ministro de Economía en el anterior gobierno del MAS, de 2006 a 2019, este indicador no sobrepasó del 28%.
Hay otro dato que refuerza este buen manejo económico: la deuda pública total, que aglutina tanto a los préstamos internacionales como los internos, ascendió al 45,1% del PIB hasta el año pasado, por debajo de las recomendaciones planteadas por entidades internacionales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), cuyo umbral es del 50%, y la del Maastricht, que coloca el punto crítico en 60%. Más todavía, por esto Bolivia fue reconocida como una de las economías menos endeudadas de la región.
Pese a que el país tiene buen margen para ser sujeto de créditos, la nueva y la vieja derechas continúan con su sabotaje, lo que imposibilita la llegada de divisas necesarias para la importación de gasolina y diésel, y frena la inversión pública para carreteras, puentes, atención de emergencias de salud y desastres naturales, educación, cultura, energía, entre otros. Además genera un desbalance entre los dólares que llegan y los que salen para el pago de la deuda, con un déficit de $us 1.221 millones desde 2023.
Lo paradójico es que la derecha se opone a estos préstamos cuando son la médula de sus programas electorales que ponen en riesgo la soberanía económica, obviando que en 20 años de sus gobiernos neoliberales sí hubo sobreendeudamiento: de 1985 a 1989, con el MNR, la deuda externa tuvo un promedio de 88,5%; entre 1989 y 1993, con el MIR, fue de 70,5%; de 1993 a 1997, de nuevo con el MNR, llegó a 66,5%; entre 1997 y 2002, con ADN, fue de 54,5%; y de 2002 a 2005, con el MNR, aumentó a 57,2%.
La ejecución de los créditos aprobados desde 2021 tiene también buen avance: de 39 contratos por $us 4.284 millones, se desembolsaron $us 2.142 millones, o sea un 50%, cuando entre 2015 y 2019, en la gestión de Evo Morales, se autorizaron 89 créditos por $us 8.000 millones. Sin ese nivel de recursos y pese al boicot, el Gobierno ha logrado que la economía salga a flote y, para fortalecer este crecimiento, se precisa dejar este boicot porque no hay excusas para continuar atentando contra el desarrollo del país.
AEP