Los incendios forestales en Bolivia han dejado una huella desoladora en nuestro patrimonio natural, con más de 3,8 millones de hectáreas afectadas.
Ante esta crisis ecológica sin precedentes, el gobierno del presidente Luis Arce ha tomado una decisión necesaria: declarar una pausa ambiental indefinida y proponer un endurecimiento de las penas para quienes provoquen incendios forestales.
Esta medida responde a la urgencia de la situación. Los bosques, reservas protegidas y humedales de Bolivia no son solo el pulmón de nuestra nación, sino también un recurso invaluable para la biodiversidad global.
El Decreto 5225, que establece la pausa ambiental, es un paso decisivo en la dirección correcta.
Al anular las autorizaciones de quemas y declarar no disponibles por cinco años las tierras afectadas, el Gobierno envía un mensaje claro: la protección de nuestro medioambiente es prioritaria sobre cualquier interés económico a corto plazo.
Más aún, el proyecto de ley enviado al Legislativo que busca endurecer las penas de cárcel contra los responsables de incendios forestales es una medida no solo acertada, sino largamente esperada.
Las penas actuales, que han permitido la liberación de individuos capturados in fraganti con material incendiario, son a todas luces insuficientes. La propuesta de aumentar las condenas hasta 13 años de prisión refleja la gravedad del delito y su impacto en el futuro de nuestro país.
Es importante que la Asamblea Legislativa actúe con responsabilidad en la pronta aprobación de esta propuesta. Cada día que pasa sin estas protecciones legales es un día en que nuestros bosques quedan vulnerables ante la irresponsabilidad y la codicia.
Sin embargo, es importante recordar que las leyes por sí solas no bastan. Es necesario un cambio de conciencia en toda la sociedad boliviana. Debemos entender que los bosques no son un recurso inagotable, sino un patrimonio que debemos proteger y legar a las generaciones futuras.
Las medidas tomadas por el gobierno del presidente Luis Arce son necesarias y acertadas. Representan un paso firme y decidido hacia la protección efectiva de nuestros recursos naturales. Ahora, es responsabilidad de todos los bolivianos apoyar estas iniciativas y contribuir activamente en la preservación de nuestro invaluable patrimonio natural. El futuro de Bolivia depende de ello.
La Paz/AEP