Una de las premisas que el gobierno del presidente Luis Arce mantiene desde el inicio de su mandato es la de trabajar en consenso con el pueblo a través de las organizaciones sociales.
Es así que la permanente coordinación con el Pacto de Unidad y la Central Obrera Boliviana (COB), los entes matrices que representan a las bases, es una práctica clave que identifica la gestión.
En el acto por el 73 aniversario de la COB, celebrado el jueves pasado en La Paz, el mandatario y la dirigencia coincidieron en un mensaje fundamental para la población: la imperiosa necesidad de mantener la unidad para evitar que la derecha retome el poder.
Cuando faltan poco más de 100 días para las elecciones generales y se avizora un nuevo momento de convergencia para el destino político, social y económico de los bolivianos y del Estado Plurinacional, es preciso recapitular la historia reciente para tener clara la magnitud del desafío que los comicios representan.
La unidad es la cualidad máxima de las reivindicaciones históricas del pueblo boliviano. Hace ya 20 años la lucha conjunta dio fin al periodo neoliberal, y con ello se abrió una etapa de reivindicación de la Bolivia genuina, con una nueva Constitución Política, y los inéditos crecimiento económico y desarrollo social. A pesar del contexto de crisis de los últimos meses, debido al extravío de parte de quienes en su momento encabezaron este movimiento, es preciso no perder el norte y defender a toda costa los logros para seguir profundizando el Proceso de Cambio.
Hoy es momento de reafirmar la unión y coordinación entre Gobierno nacional y pueblo, con la COB como máxima instancia de interrelación; se debe refrendar el pacto con el voto masivo el venidero 17 de agosto, esta vez con otro gran objetivo: apuntalar la estabilidad y el crecimiento en torno a la estrategia de industrialización con sustitución de importaciones. Semana tras semana el presidente Arce se reúne con sindicatos, autoridades originarias, microempresarios, sectores productores, organizaciones sociales, vecinales, etc., de quienes recibe sugerencias y pedidos, para cumplir con la consigna básica de gobernar de la mano de los bolivianos. Además, todas estas personas naturales y jurídicas emiten comunicados y resoluciones de apoyo al mandatario y su gobierno. ¿Puede haber mayor prueba de que el gobierno trabaja unido y obedeciendo al pueblo, que es el que lo llevó al poder?
Por más que la oposición se esfuerce, no podrá socavar la confianza a toda prueba que el pueblo tiene en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo que el presidente Arce elaboró ya hace muchos años, cuando era ministro de Economía. Los indicadores económicos, la implementación de iniciativas productivas e industriales y el permanente inicio y entrega de obras y proyectos prueban que el Gobierno trabaja a partir de acciones, no de discursos, y son, a la vez, el aval suficiente para reafirmar que bajo ningún punto de vista se debe dar lugar al retorno del modelo neoliberal, excluyente, discriminador y saqueador. La enorme mayoría de los bolivianos no está dispuesta a retornar a un sistema que privilegia el bienestar de unas élites a costa de la entrega de los recursos naturales y las empresas estratégicas. Los bolivianos deben decir no a la especulación y mentiras de quienes quieren maquillar el sistema que, como es bien sabido, solo genera más pobreza y desigualdad.