Voto definitorio

El domingo marcará otro hito en la historia democrática del país. Los ojos del mundo estarán en Bolivia por las elecciones más importantes en 20 años, en un contexto crítico en lo político, económico e institucional. Se acaba un ciclo del MAS inaugurado en 2005 con la victoria de Evo Morales. Vino el Proceso de Cambio que tuvo el valor de la inclusión y del despegue económico. Pero tras dos décadas de conquistas sociales, la economía se encuentra en declive y surge la pregunta: ¿Qué hará el nuevo gobierno?

Será la primera vez que los bolivianos asisten a las urnas para un balotaje que pone en pugna a dos candidatos de la derecha, tras la derrota del bloque nacional popular en la primera vuelta del 17 de agosto, ante la división alentada por los intereses personales de Evo Morales y Andrónico Rodríguez y pese a los llamados de unidad del presidente Luis Arce, quien incluso dejó de lado su derecho a una reelección para que se allane el camino de la cohesión de los sectores sociales y de los partidos políticos de izquierda.

El interés internacional en el proceso boliviano se traduce en la presencia de 17 misiones de observación, además de dos nacionales, con casi tres millares de integrantes que le extenderán el certificado de certeza y transparencia a esta cita, además de dar sus recomendaciones para mejorar la calidad técnica, la integridad y la eficacia de los próximos comicios. El objetivo es repetir las elecciones impecables de hace dos meses, cuando todo el país dio nuevamente un ejemplo democrático a la región y al mundo.

En este camino, la sociedad boliviana, con unidad, conjuró la conspiración política que buscaba privarla de su derecho a elegir a sus autoridades y, ahora, asume el desafío de definir lo que se viene tras una era signada por el nacimiento del Estado Plurinacional inclusivo y sin discriminación, la recuperación de la dignidad y la soberanía gracias al Proceso de Cambio y un modelo que mejoró la calidad de vida de los bolivianos, pero que afronta un difícil momento por la asfixia económica consumada por la oposición.

Ante esto, ¿qué hará el nuevo gobierno? Los candidatos que pretenden la resurrección del neoliberalismo alimentan la incertidumbre, no plantean soluciones estructurales, a diferencia de Arce, quien impulsó la exploración de gas y la construcción de plantas de biocombustibles para subsanar la escasez de carburantes y generar más ingresos. Más bien, sus planes anticrisis dependen de los créditos externos, el grifo que precisamente cerraron al Gobierno, admitiendo así que el Presidente tuvo razón todo este tiempo.

Pese al decrecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer semestre, se deja una economía estable y en recuperación, con una inflación que cayó por tres meses consecutivos, con la flecha hacia arriba de las reservas internacionales netas, con las exportaciones y las recaudaciones tributarias con números en ascenso... Con este panorama, 7.937.138 de bolivianos tienen una cita con la democracia el domingo, un voto definitorio para un cambio de ciclo, como no acontecía en los últimos 20 años.

Imprimir