El Mutún: Del olvido al motor industrial del país

Logro. Luego de promesas incumplidas y proyectos fallidos, este yacimiento emerge como símbolo de soberanía productiva. Su historia da paso a una nueva era con la producción nacional de acero y el inicio de la industrialización del hierro en Bolivia.

Durante décadas el Mutún, fue sinónimo de potencial desprovechado. Con uno de los myores yacimientos de hierro del mundo, ubicado en el extremo oriental de Bolivia, este recurso permaneció en gran medida inactivo, envuelto en promesas rotas, contratos fallidos y postergaciones políticas. Hoy, después de más de 70 años de espera, el Mutún se posiciona como el corazón de la industrialización minera del país.

El yacimiento del Mutún, con una reserva estimada de más de 40.000 millones de toneladas de hierro, fue identificado en el siglo XIX (1848). Sin embargo, la falta de infraestructura y visión estatal postergó su explotación a gran escala. Durante buena parte del siglo XX, solo se exportó mineral sin valor agregado a países vecinos como Argentina y Paraguay.

Recién en diciembre de 2005, con la aprobación del Decreto Supremo No 28473, se crea la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM) como empresa pública descentralizada. Su misión era clara: dirigir la exploración, explotación, fundición, industrialización y comercialización del hierro del Mutún y sus zonas circundantes. Esta decisión marcó el primer paso institucional serio hacia la industrialización del recurso.

UN CAMINO PLAGADO DE OBSTÁCULOS

En 2007, la ESM suscribió un contrato de riesgo compartido con la empresa india Jindal Steel Bolivia SA (JSB), que se comprometió a una inversión millonaria para construir una planta siderúrgica. Sin embargo, el acuerdo no prosperó. Problemas de suministro energético, desacuerdos contractuales y desconfianza mutua derivaron en el abandono del proyecto y una prolongada batalla legal que dejó el Mutún nuevamente paralizado.

No fue hasta 2016 que se retomó el rumbo. El Estado boliviano adjudicó entonces a la firma estatal china Sinosteel la construcción de un complejo siderúrgico moderno. La financiación se aseguró a través de un crédito del Banco de China, complementado

por recursos del Banco Central de Bolivia y del Tesoro General de la Nación. El proyecto avanzó con buen ritmo, pero nuevamente enfrentó un revés: fue paralizado en 2020 durante el gobierno transitorio de Jeanine Añez.

REACTIVACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

La reactivación definitiva llegó en 2021, con el relanzamiento de las obras a cargo de la ESM y bajo liderazgo estatal. En tan solo 1.250 días, se ejecutó la construcción de uno de los complejos industriales más ambiciosos de la historia boliviana. A la cabeza del ingeniero Jorge Alvarado, presidente de la ESM, quien destacó que este proyecto logró lo que durante más de medio siglo parecía inalcanzable: transformar el mineral en acero dentro del propio país.

“La historia del Mutún es la historia de una espera de más de 60 años. Hoy demostramos que era posible producir acero con nuestra materia prima, con tecnología moderna y decisión nacional”, mencionó Alvarado en el acto de inauguración del Complejo Siderúrgico del Mutún realizado el 24 de febrero de este año.

DEL MINERAL AL ACERO: UN NUEVO PARADIGMA PRODUCTIVO

La producción inicial de 200.000 toneladas anuales de acero permitirá sustituir hasta el 50% de las importaciones nacionales de este insumo estratégico. Esto significa un ahorro estimado de $us 250 millones anuales para la economía boliviana. A diferencia del pasado, cuando el mineral se exportaba en bruto, hoy el país produce acero corrugado y alambrón, insumos fundamentales para el sector de la construcción.

Este cambio estructural es también una apuesta por el empleo y el desarrollo regional. Solo durante la etapa de construcción del complejo se generaron 1.400 empleos directos y más de 2.500 indirectos. En su fase operativa, se proyectan 700 empleos directos y al menos 2.000 indirectos, consolidando al Mutún como uno de los principales polos de empleo industrial del oriente boliviano

MOTOR DE UNA NUEVA INDUSTRIA

Para el Gobierno y la ESM, el Mutún no es un proyecto aislado, sino la piedra angular de un nuevo modelo económico. La producción de acero, por primera vez desarrollada en suelo nacional, está llamada a convertirse en el eje de la industrialización boliviana, con la posibilidad de escalar hacia la producción de derivados, maquinaria, autopartes y bienes de capital.

“La Empresa Siderúrgica del Mutún será la madre de otros complejos. A partir de aquí, surgirán nuevas industrias que alimentarán la transformación económica del país”, afirmó su presidente ejecutivo.

Después de más de un siglo de espera, el Mutún dejó de ser una promesa y se transformó en símbolo de soberanía productiva. Su historia, marcada por largos silencios, contratos fallidos y luchas sociales, hoy se reescribe como uno de los mayores logros de la minería e industria bolivianas.

AEP

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