Gabriel Campero Nava

Apuntes sobre el resultado de la segunda vuelta y lo que viene

Teniendo presente que la segunda vuelta electoral en Bolivia se da entre los dos partidos que obtuvieron mayor votación en la primera vuelta de los comicios, esto quiere decir, que un 32,06% de votantes de PDC y un 26,7% de Libre fueron los que determinaron que esos candidatos llegaran al balotaje; estas son personas que se “sintieron” identificadas con sus propuestas y/o candidatos.

Es decir, para la segunda vuelta, ambos porcentajes (que ya están incluidos en el reciente acto electoral) sí corresponden a gente que creía en sus planteamientos, el resto de porcentaje que votó por ellos, por decirlo de manera muy simplona, no le quedó otra que elegir entre esas opciones o el nulo y blanco.  Por tanto, atribuirse, desde cualquier sentido, una validación de ambos candidatos (incluso el ganador) basado en las propuestas o considerarse un excelente candidato es algo absurdo, puesto que varios votaron por cualquier opción porque no había otra alternativa y ya. A esto también debe traerse a colación a esa idea chovinista del evismo que piensa que sin ellos no habría ganado el PDC. Dejen de ser tan egocéntricos o mejor dicho “evocéntricos”, es penoso querer meterse en cualquier situación aludiendo que es una conquista o victoria gracias a ellos, sin siquiera formar parte del proceso electoral, pero esa acción debe llamarnos la atención, ya que se podría desenmascarar un acuerdo con el PDC que hasta el momento se niega o se calla, sin embargo, una cosa es cierta, varios votaron por el PDC o Libre porque no había otra opción y ya.

Otro apunte, asociado a lo que viene, serán las disputas internas en el marco de la gobernabilidad, la cual no se limitará únicamente a la Asamblea de derecha en su mayoría para repartirse embajadas, ministerios, etc.,  sino a una pugna más amplia a tres niveles: Asamblea, Organizaciones Sociales y la no existente estructura partidaria del PDC (la cual tendrá serias dificultades internas entre la gente que creyó en Edmand Lara y el mirismo que está queriendo ya introducirse al interior del PDC, sin mencionar a los desertores oportunistas del MAS). Dicha situación, sumada a las presiones externas de los nuevos “amigos” o “socios” internacionales, que en teoría darán solución a nuestros problemas de dólares y combustibles crearán un caldo de cultivo de ingobernabilidad, ya que guste o no tendrá que ver cómo mantiene esa balanza de “estabilidad“ en este periodo de “luna de miel” sin que  alguno de esos actores previamente señalados haga boicot como lo hicieron al gobierno del presidente Arce: sin aprobar créditos, bloqueos de caminos o impugnaciones internas, etc.

Por último, he leído a varios compañeros que resaltan  sobre cómo lo “plurinacional se insertó para no irse”, sobre dicho aspecto tengo mis serias preocupaciones, ya que tener una plurinacionalidad no te garantiza que la Asamblea, en su mayoría de derecha, te genere un retroceso no únicamente en el nombre, sino en todas las conquistas sociales adquiridas hasta la fecha; puesto que, como hemos visto a lo largo de estos años con el Proceso de Cambio en las facciones opositoras, los denominados “felipillos” nunca faltan para dar el visto bueno y venderse ante su opresor, (si no habremos visto ya al evismo pactando con PAN-BOL, que fue parte del golpe o a Andrónico firmando una agenda con la derecha para seguir siendo presidente del Senado).

Serán años duros de resistencia y, como lo dije antes, quienes con su voto nulo y boicot  a un gobierno desde la Asamblea  —que no hizo retrocesos ni recortes sociales para las mayorías— permitieron el retorno de la derecha por las urnas, serán los principales responsables (no únicos, pues también hubo errores y graves en el Gobierno) de lo que pueda ocurrir.

Seguramente será la última columna en este medio, queda desear que la unión de la izquierda se convierta en la fuerza para reconducir el proyecto de las mayorías.

AEP

Tribuna
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