¿Cómo estamos protegiendo a nuestras niñas y niños en la escuela?

En Bolivia, la etapa escolarizada comienza a los cuatro años, este periodo es fundamental, tal como indica la Ley No 070 Avelino Siñani–Elizardo Pérez, que establece que las niñas y los niños adquieran hábitos y conocimientos que los acompañarán a lo largo de toda su vida, desarrollando sus capacidades y habilidades cognitivas, lingüísticas, psicomotrices, socio–afectivas, espirituales y artísticas que favorecerán sus actitudes de autonomía, cooperación y toma de decisiones en el proceso de construcción de su pensamiento con el objetivo de iniciar procesos de aprendizaje sistemáticos en la siguiente etapa de su vivencia.

Por ello, es vital aplicar una estrategia de prevención de la seguridad personal en la etapa escolar. Esta estrategia debe incluir acciones orientadas a evitar riesgos y peligros, considerando que la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia garantiza la protección de las niñas y los niños, promoviendo su bienestar integral, asimismo, y no menos importante, el estudio realizado por el Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha contra las Drogas (OBSCD), que reveló a la sociedad boliviana, que las denuncias de delitos contra niñas y niños (2021 a 2025), más recurrentes son: violencia familiar, abuso sexual, violación a niña, niño, adolescente, estupro, trata de personas, corrupción de niña, niño y adolescente, sustracción de un menor o incapaz, acoso sexual, infanticidio, rapto y proxenetismo.

La vulnerabilidad e inocencia de las niñas y los niños, especialmente cuando inician su escolarización, es cuando comienza su interacción con el mundo que los rodea, tanto en el hogar como en la escuela, es ahí donde debemos enseñarles a identificar, evitar y reaccionar adecuadamente ante situaciones de riesgo, para ello, el papel de los padres y educadores de la escuela es crucial tanto para proporcionarles herramientas necesarias que les permitan protegerse, dentro y fuera del entorno escolar.

¿Saben nuestras niñas y niños en edad escolar cómo reaccionar ante una situación de riesgo?

Las niñas y los niños deben ser conscientes de los riesgos que puede implicar el contacto con personas desconocidas, deben aprender a no aceptar golosinas, regalos o favores de personas que no conocen, así como a no subirse a vehículos extraños ni ir a lugares alejados sin el permiso de sus padres, deben entender que su cuerpo les pertenece y que tienen derecho a decir “no”.

Deben aprender a distinguir entre un contacto adecuado y uno inapropiado, y hacerles saber que siempre pueden acudir a un adulto de confianza si se sienten inseguros o incómodos. Deben comprender que es importante denunciar cualquier comportamiento agresivo o intimidatorio que sufran o presencien.
Las niñas y niños en esta etapa, bajo la aplicación de una estrategia de seguridad, lograrán mantener la calma y reaccionar de manera adecuada si se separan de sus padres, ya sea en un centro comercial, en un parque o en una actividad escolar. Saber cómo acercarse a un policía o a un adulto de confianza para pedir ayuda, es en este punto donde los menores deben conocer los nombres completos y números de celular de sus padres, así como la dirección de su domicilio.

Enseñarles las normas peatonales, como cruzar la calle de manera segura, saber utilizar el paso de peatón, mirar a ambos lados antes de cruzar y seguir las señales de tráfico (como los semáforos), son fundamentales, además, de utilizar siempre el cinturón de seguridad en los vehículos y el casco al montar bicicleta, patineta o patines.

Por estas razones, la seguridad personal de las niñas y los niños en la etapa escolar es un aspecto crucial y requiere de la colaboración activa de la familia y la escuela, ambos hogares deben brindar charlas continuas sobre los posibles riesgos y enseñar a identificar, prevenir y reaccionar ante estas situaciones de peligro, así como proporcionarles las herramientas necesarias para protegerse.

A través de estrategias de prevención y la promoción de un entorno seguro, tanto física como emocionalmente, se contribuye a construir una base sólida que les permita crecer con autonomía, confianza y protección. Garantizar el bienestar integral de las niñas y los niños no solo resguarda su seguridad inmediata, sino que también establece las bases para un futuro en el que puedan desarrollarse plenamente, libres de riesgos innecesarios o situaciones adversas.

AEP

Tribuna
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