Fernando Quispe Ayala

Crecimiento de la minería boliviana: aumento del 26% en la producción de minerales en el tercer trimestre de 2024

La minería, uno de los sectores más importantes de la economía boliviana, ha experimentado un notable crecimiento en la producción de minerales durante el tercer trimestre de 2024. Según el viceministro de Política Minera, Regulación y Fiscalización, Allen Marcelo Ballesteros López, la producción de minerales, como zinc, estaño, plata, antimonio, plomo, wólfram, cobre, ulexita, bismuto y hierro, aumentó un 26% en volumen en comparación con el mismo periodo de 2023.

Este repunte consolidó el sector como uno de los motores clave del desarrollo económico del país.

En términos de valor, el incremento fue del 16%, lo que se traduce en $391.72 millones adicionales a las arcas del país. Este crecimiento se debe a diversas estrategias gubernamentales, junto con la recuperación de los precios de minerales como el zinc y la plata en los mercados internacionales, los cuales experimentaron incrementos significativos durante este período.

El zinc sigue siendo el mineral más exportado, representando el 40% del total de los envíos, seguido por la plata (30%) y el estaño (20%). Este desempeño ha impulsado una mayor generación de divisas, lo que ha permitido también la creación de empleos directos e indirectos en las regiones mineras más importantes del país.

Sin embargo, no todos los minerales han mostrado un rendimiento positivo. La producción de oro sufrió un retroceso importante, con una caída del 44% en volumen y una disminución del 34% en valor. Entre las causas de esta contracción se encuentran la baja inversión en exploración, la falta de tecnología avanzada y la volatilidad de los precios internacionales del oro, lo que ha afectado negativamente su producción en comparación con otros minerales.

Regionalización y dinamismo en las regiones productoras

Potosí, La Paz y Oruro son los departamentos que lideran la producción minera en Bolivia, representando el 87,6% del valor total de la producción minera del país. Potosí destaca por su diversificación mineral, con minerales estratégicos como zinc y plata, y su gran potencial para la industrialización de recursos evaporíticos como el cloruro de potasio y la ulexita. La Paz, por su parte, es el principal productor de oro, además de concentrar una parte significativa de la producción de estaño y plata, aunque enfrenta desafíos como la minería informal y la necesidad de mayor regulación.

Oruro contribuye con el 9,3% del valor total, beneficiándose de un crecimiento sostenido en la producción de zinc, plomo y estaño. Además, departamentos emergentes como Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca comienzan a destacar en la producción minera. Santa Cruz, en particular, ha incrementado sus exportaciones de hierro y piedras preciosas hacia mercados regionales, lo que ha abierto nuevas oportunidades económicas.

En cuanto a la distribución de la producción, la minería cooperativizada lidera el sector con el 46,5% del valor total, demostrando su capacidad para adaptarse a las fluctuaciones del mercado y generar empleo. La minería privada, que representa el 45,3%, se caracteriza por la incorporación de tecnología avanzada y la expansión hacia nuevos mercados internacionales. Por su parte, el Estado, a través de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), aporta el 8,2%, con importantes iniciativas como la reactivación de proyectos paralizados, como la planta de refinación de zinc en Oruro, y avances en la industrialización del litio en el salar de Uyuni.

Impactos socioambientales y retos para el futuro

El crecimiento del sector minero ha tenido impactos significativos en las comunidades locales. En regiones como Potosí y Oruro, las regalías mineras han permitido financiar mejoras en infraestructura, salud y educación. Sin embargo, persisten desafíos relacionados con la distribución equitativa de estos beneficios, lo que sigue siendo un tema importante en el debate nacional.

En el ámbito ambiental, la minería enfrenta críticas por la contaminación de ríos y la falta de control sobre actividades informales. El Gobierno ha anunciado medidas para intensificar la regulación y promover prácticas más sostenibles, con especial atención en la minería de oro, donde los impactos negativos son más notorios.

Perspectivas para el sector minero boliviano

El crecimiento en la producción y el valor de los minerales coloca a Bolivia como un actor clave en la minería regional. Sin embargo, para garantizar la sostenibilidad del sector, el país necesita diversificar e industrializar aún más la minería. De cara a 2025, el Gobierno ha anunciado un plan de inversión que incluye la exploración de nuevos yacimientos, el desarrollo de infraestructura logística y la capacitación de mano de obra. Estas medidas buscan asegurar que el sector minero continúe siendo un pilar económico sólido, con una mayor contribución al Producto Interno Bruto (PIB), que actualmente representa el 7%.

En un contexto global en el que minerales estratégicos como el litio y el cobre son esenciales para la transición energética, Bolivia tiene una oportunidad única para consolidar su liderazgo. Sin embargo, el desafío es equilibrar el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental, lo que requerirá esfuerzos conjuntos entre el Gobierno, las empresas mineras y las comunidades locales.

Tribuna: Fernando Quispe Ayala/

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