En el día 500 desde el inicio de la agresión integral israelí contra Palestina en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, llegó a Israel en su primera visita a Medio Oriente desde que asumió el cargo. Ese mismo día, Israel anunció la llegada de un envío de bombas pesadas MK-84 (conocida como “la madre de todas las bombas”) con una capacidad de una tonelada de explosivos y procedente de Estados Unidos.
Durante la conferencia de prensa conjunta con Marco Rubio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que el presidente Trump es el mejor amigo de Israel en la historia de la Casa Blanca, puntualizando: “Trump y yo estamos trabajando en total cooperación y coordinación en Gaza y tenemos una estrategia común, incluido el momento de cuándo se abrirán las puertas del infierno, que aún no es posible detallar públicamente”.
Las declaraciones de Netanyahu y Rubio se inscriben en el marco de la reactivación del proyecto del “Nuevo Medio Oriente” y está en línea con las visiones estadounidense e israelí para la zona, ya que el objetivo de este proyecto es provocar cambios geopolíticos en la región con el fin de remodelar el mapa político de Medio Oriente. Estas declaraciones reflejan las opiniones extremistas de los israelíes basadas en la visión bíblica judía y pretenden socavar todos los esfuerzos anteriores relacionados con la situación palestina, e incluso cancelar los acuerdos que Israel firmó con el gobierno palestino. Estas declaraciones hablaban de cambiar el aspecto del Medio Oriente en un proceso de una profunda dimensión estratégica y liderada por Estados Unidos e Israel.
Las declaraciones de Rubio, en las que elogió la superioridad de Israel en la región, reflejan el ilimitado apoyo estadounidense a Israel y muestran que la actual administración estadounidense está adoptando un discurso extremista que ignora incluso las opiniones moderadas dentro del propio Israel. También son una señal de que Israel se encuentra en un estado de euforia con la presencia de la administración Trump, buscando lograr sus objetivos expansionistas y dominar la región. La afirmación de que la superioridad de Israel hace del mundo un lugar mejor contradice los hechos.
La actual administración estadounidense, con su formación más cercana a la derecha israelí, ve cualquier derrota de Israel como una derrota estratégica de los Estados Unidos en el Medio Oriente y, por lo tanto, pone todo su peso a favor de Israel en todos los campos. Netanyahu apuesta por explotar la presencia de la administración Trump para lograr los objetivos estratégicos de Israel que todavía no se han logrado desde 1948. Israel y Estados Unidos están trabajando en paralelo para cambiar el Medio Oriente no solo a través de cambios geopolíticos, sino también tratando de provocar cambios en los regímenes de la región.
Netanyahu, que nunca ha sido fiel a su palabra desde que asumió el cargo de Primer Ministro del Estado ocupante en 1996, fue sincero el 16 de febrero de 2025, cuando expresó el valor histórico de Trump al servicio del proyecto de judaización general en Palestina y sus alrededores. Netanyahu no ha dejado de hacer uso de la expresión “cambio de Oriente Próximo” haciendo referencia a un término colonial de una entidad ocupante que pretende ocupar más territorios adyacentes a Palestina, principalmente del Líbano y de Siria, que quiere continuar la guerra y abandonar el acuerdo de intercambio de rehenes en marcha y que está a favor de más campañas de agresión militar tal y como ha quedado claro en las declaraciones de los últimos días, en un intento de activar la opción militar para obstruir las negociaciones de la segunda fase que será reemplazada por una nueva guerra, cuyo objetivo es desplazar y deportar a los palestinos fuera de su patria para lograr la visión de Trump: dejar el terreno libre de palestinos para transformar la Franja en la denominada Riviera del Mediterráneo .
La ocupación sigue imponiendo un asedio a la Franja de Gaza y privando a los desplazados de regresar a sus hogares destruidos y de garantizar las necesidades de vida del pueblo palestino. La ocupación impide cualquier operación de reconstrucción en la Franja de Gaza, donde habitan dos millones trescientos mil palestinos que fueron sometidos a más de 50 masacres a manos de las bandas terroristas sionistas.
El Ministerio de Defensa de Ocupación, Yisrael Katz, anunció la creación de una nueva dirección en el Ministerio de Defensa encargada de gestionar el desplazamiento de los palestinos residentes de la Franja de Gaza de acuerdo con el plan del presidente estadounidense, Donald Trump. La denominada “Dirección de Desplazamientos” formada por el Estado ocupante trabajará en paralelo con la continuación de la “asfixia de vidas humanas” en la Franja de Gaza y con la interrupción de la reconstrucción de los servicios públicos así como con el bloqueo de todas las oportunidades de proporcionar trabajo o ingresos económicos y la continuación del “desplazamiento interno”.
Mientras continúan los esfuerzos internacionales para establecer un alto el fuego y proporcionar más ayuda humanitaria, la ocupación sigue trabajando para desarraigar al pueblo palestino de su tierra y provocar su expulsión a la par de intensifica las prácticas de genocidio y destrucción. El único lugar al que deben desplazarse los palestinos es a sus ciudades y pueblos de origen de los que fueron expulsados a la fuerza durante la Nakbah en el año 1948, aplicando la Resolución Nº 194 de las Naciones Unidas, que pide el retorno de los refugiados palestinos y que se les compense por todos los daños sufridos.
El pueblo palestino rechaza categóricamente todos los intentos por desarraigarlo de su tierra. Es necesario respetar sus derechos nacionales y preservar su tierra. Todas las formas de expulsión y desplazamiento practicadas por el gobierno de ocupación extremista no pueden afectar ni obligar al pueblo palestino a abandonar su tierra. Estas declaraciones y llamamientos extremistas tienen por objeto mantener la región en un ciclo de violencia que aleje la posibilidad de un acuerdo de paz justa.
La causa palestina es una causa justa y su pueblo busca la libertad y la independencia. Palestina está comprometida con la legitimidad internacional y con los acuerdos firmados, incluida la implementación de la visión basada en la solución de dos Estados y las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad, para que todos los pueblos de la región vivan en seguridad, paz y prosperidad. Todos los intentos de manipulación, sabotaje y conspiración de la ocupación contra la existencia palestina no pueden tener éxito ni socavar la voluntad del pueblo palestino, cuyo único legítimo representante es la OLP.
Las prácticas de la extrema derecha israelí requieren una acción rápida de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad para impedir la propagación del fenómeno del extremismo internacional, que está trabajando para enterrar la paz y acabar con cualquier esfuerzo que conduzca al éxito de la solución de dos Estados. No cabe duda de que para lograr la seguridad y la estabilidad internacional es necesario que todos los países participen eficazmente en el apoyo a la firmeza y determinación del pueblo palestino, defendiendo sus derechos y trabajando para apoyar la coalición mundial encaminada a aplicar la solución de dos Estados y apoyando la conferencia internacional de paz prevista para mediados de junio en las Naciones Unidas, que constituye una oportunidad para movilizar esfuerzos internacionales en pro del reconocimiento internacional del Estado de Palestina, para obtener la plena membresía en las Naciones Unidas e implementar la solución de dos Estados basada en la legitimidad internacional.
Por: Mahmoud Elalwani (Embajador del Estado de Palestina en Bolivia)