Los pueblos del mundo están llamados a unirse para detener la guerra disparatada de EEUU e Israel contra Irán y evitar así una confrontación internacional nuclear que lleve a la humanidad al holocausto.
La agresión directa castrense de Washington a Teherán, el sábado, constituye, además, un peligro inminente para las naciones del Sur global si el presidente Donald Trump continúa su escalada militar, pues podría repetirla mañana en otro país.
Trump es un psicópata desesperado ante la pérdida del dominio unipolar de EEUU, y “gestiona” el actual conflicto con Irán como si fuera un filme de ciencia ficción o un videojuego.
El repitente inquilino del despacho Oval hace caso omiso a las reglas mundiales de convivencia pacífica y a todas las organizaciones, incluida la ONU, e incluso al propio Congreso norteamericano.
Ha demostrado, asimismo, que miente a diario y actúa como un actor de pacotilla imitador de un emperador incapaz de resolver cualquier problema global o interno estadounidense.
Ejemplos de sus engaños son numerosos desde su regreso en enero pasado a la Casa Blanca. El más reciente fue su intervención pública este 21 de junio, cuando calificó de exitosos los ataques de bombarderos de Washington a tres instalaciones nucleares de la nación persa.
Al respecto, el líder espiritual iraní, Ali Jamenei, desmintió inmediatamente a Trump al señalar que el “enemigo atacó el humo”, pues los materiales estratégicos de su país están en lugares seguros y el uranio sigue bajo su control.
Jamenei expresó: “Esta guerra no nos sorprendió, ya la teníamos prevista, y estamos listos para dar una respuesta que la historia recordará”.
Agregó: “Ya habíamos afilado nuestras espadas y ahora ha llegado el momento de sacarlas de sus vainas”, al tiempo de subrayar que cada golpe de Irán frente a la agresión “está calculado”.
Una vez más, Trump fue ridiculizado y echado por tierra sus mentiras, pero como el frustrado emperador está descompuesto habrá que frenarlo ante posibles nuevas embestidas de EEUU que puedan desembocar en una conflagración nuclear. La Paz debe imponerse.
Por: Patricio Montesinos/