Mahmoud Elalwani

Genocidio por hambruna en Gaza

El jueves 21 de agosto de 2025, las Naciones Unidas declararon oficialmente la hambruna en la Franja de Gaza, tras 690 días del genocidio del siglo XXI que ha provocado el asesinato de 62.744 palestinos, entre ellos 41.450 niñas y niños, y 244 periodistas, y más de 158.259 heridos.

La clasificación de las Naciones Unidas se ha realizado tras cumplirse los criterios técnicos para declarar que Gaza ha entrado oficialmente en estado de hambruna. El hambre catastrófica ha alcanzado al 20% de los hogares, y la desnutrición infantil severa supera el 30  Se estima que más de medio millón de personas corren el riesgo de una muerte lenta y se prevé que esta cifra aumente debido al continuo bloqueo israelí y a la constante denegación de ayuda al pueblo gazatí. Según el informe, el 86% del territorio de la Franja de Gaza está bajo control del ejército de ocupación israelí y el 90% de la población se ha visto obligada a huir al menos una vez de su lugar de residencia. El informe indica escasez de alimentos, de agua y de servicios médicos, almacenes de ayuda vacíos e infraestructuras para transportar y distribuir ayuda gravemente dañada. También indica que el sistema de salud está al borde del colapso debido a la escasez de combustible, de las restricciones de movimiento y de la destrucción, dejando expuesta a la población, especialmente a los niños, a enfermedades infecciosas. 

El secretario general de la ONU, Antonio Gutiérrez, describió la situación como una catástrofe provocada por el hombre y un fracaso moral para toda la humanidad, subrayando que el uso de la inanición como arma de guerra podría constituir un crimen de guerra según el derecho internacional humanitario. Esta descripción se entrelaza con el Artículo 8 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que tipifica como delito el hambre de civiles como método de guerra y con el Cuarto Convenio de Ginebra, que obliga a la potencia ocupante a garantizar el suministro de alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad a la población civil. Con la declaración de hambruna, la situación en Gaza ya no es solo una tragedia humanitaria, sino un delito en toda regla que exige rendición de cuentas y castigo.

La Corte Internacional de Justicia anteriormente emitió órdenes cautelares exigiendo medidas urgentes para prevenir las violaciones de los derechos palestinos. Estas órdenes imponen a Israel la clara obligación de cesar las prácticas que amenazan la vida de la población. Hoy, ante la inminente hambruna, la continua retención de la ayuda humanitaria supone un desafío directo a la Corte Penal y a todo el sistema del derecho internacional. Además, la apertura del caso de hambruna ante la Corte Penal Internacional cobra mayor relevancia, dado que los elementos materiales y morales del delito han sido documentados oficialmente por organismos de las Naciones Unidas.

Lo que agrava la situación es que Israel se niega a reconocer los informes de la ONU, sigue con las restricciones y con el bloqueo impuesto durante más de 18 años y agravado por la atroz guerra en curso. Israel intenta reforzar su discurso desmintiendo el hambre con imágenes y vídeos falsos, mientras que la realidad demuestra todo lo contrario. Los niños mueren de hambre y la sociedad civil no puede obtener suficientes alimentos. El caos es generalizado.

La declaración de hambruna en Gaza impone a la comunidad internacional el deber de actuar de inmediato, sin conformarse con meras declaraciones de preocupación. Se requieren medidas vinculantes, comenzando por la apertura de corredores humanitarios bajo la supervisión de las Naciones Unidas y del Comité Internacional de la Cruz Roja, la activación de las resoluciones del Consejo de Seguridad en virtud del Capítulo VII para garantizar el acceso incondicional a la ayuda, y el establecimiento de un mecanismo internacional independiente que supervise la distribución y garantice que los alimentos y los medicamentos lleguen a quienes los necesitan. Los Estados parte del Estatuto de Roma también deben impulsar una investigación urgente sobre el delito de inanición, un crimen de guerra imprescriptible. Además, los países amigos deben aprovechar su influencia política y diplomática para que el tema vuelva a ocupar un lugar destacado en la agenda internacional y condicionar cualquier cooperación o financiación con Israel al fin inmediato del bloqueo.

Gaza hoy no es solo un problema palestino, sino una prueba para la credibilidad del derecho internacional y de la dignidad humana. O el mundo actúa para detener la hambruna y salvar a niños, mujeres y ancianos de una muerte segura o será cómplice con su silencio y pasará a la historia como testigo de un genocidio cometido a cámara lenta y a plena vista de todos. El deber legal y humanitario exige el levantamiento inmediato del bloqueo y garantizar el flujo de ayuda, de lo contrario, la responsabilidad seguirá pesando sobre Israel y sus partidarios ante los tribunales internacionales y ante el tribunal de la historia.

Por: Mahmoud Elalwani/

Embajador del Estado de Palestina en Bolivia.

Tribuna
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