El presidente iraní, Ebrahim Raisi, participó recientemente en la reunión de urgencia de la Organización de Cooperación Islámica celebrada en la capital saudí, Riad, con el propósito de establecer una posición común en relación al actual genocidio en Palestina. La cumbre que congregó a los representantes de los 57 estados miembros adquirió una importancia adicional al ofrecer un espacio de encuentro para los líderes de los países musulmanes, a pesar de las diversas diferencias políticas que existen entre ellos.
A este respecto, cabe destacar el encuentro entre el presidente Raisi y el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, marcando el primer encuentro de alto nivel entre ambos países desde la restauración de sus lazos diplomáticos en marzo.
También es relevante destacar el encuentro entre Raisi y el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, poniendo fin a 10 años de falta de contactos entre Irán y Egipto.
En el comunicado final, los líderes de los países musulmanes condenaron “la agresión israelí contra la Franja de Gaza y los crímenes de guerra sionistas”. Asimismo, repudiaron las “masacres bárbaras, inhumanas y brutales” perpetradas por el régimen de ocupación contra el pueblo palestino, instando al Consejo de Seguridad de la ONU a tomar “una decisión decisiva y vinculante” que ponga fin a la carnicería en Gaza. Igualmente, instaron a la Corte Penal Internacional a investigar los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen de Tel Aviv contra la población palestina.
Por su parte, el mandatario iraní condenó de manera inequívoca el genocidio en Gaza e instó a la comunidad internacional a boicotear al régimen sionista, al que calificó de “hijo ilegítimo de los Estados Unidos”.
Desde un punto de vista político, es decir, considerando la división pública entre amigos y enemigos, el presidente Raisi hizo un llamado para que la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) se convierta verdaderamente en una organización ummática que ofrezca respuestas políticas a la actual situación en Palestina. Esta repolitización de la OCI siguiendo las líneas ummáticas implicaría la posibilidad de articular una identidad islámica autónoma capaz de superar la división creada por Occidente entre buenos musulmanes y malos musulmanes, siendo estos últimos representados en el discurso occidental por el Eje de Resistencia, el nombre dado a los Estados y actores no estatales que se oponen a la dominación política occidental en el mundo musulmán.
Las declaraciones de Raisi, llamando a la acción al resto de Estados islámicos para defender la Palestina ocupada, ponen de manifiesto, por un lado, la voluntad ummática de la República Islámica y, por otro, la centralidad de Irán en esa configuración. Estas palabras también subrayan la división interna dentro de la propia OCI entre aquellos países que entienden la resistencia contra el sionismo como una lucha contra un paradigma político basado en la dominación y la exclusión, y aquellos otros que, a pesar de las declaraciones de condena, no ven la necesidad de dar una respuesta islámica al actual genocidio en Palestina.
No se debe pasar por alto la centralidad de Palestina para la República Islámica. Quince años antes de la Revolución Islámica de 1979, el ayatolá Jomeini ya había situado a Palestina en el centro de sus preocupaciones políticas. Desde sus primeros momentos como figura pública y política, el Imam Jomeini logró institucionalizar el discurso sobre Palestina dentro del movimiento islamista iraní, criticando al régimen Pahlavi, aliado de Israel y de los Estados Unidos. Esta alianza fue una de las razones fundamentales por las que el Imam Jomeini se opuso de manera firme al Shah.
A este respecto, hay que recordar que Irán deriva su identidad política de la interpretación hecha por el Imam Jomeini del Islam, considerando este como la búsqueda de la verdad y la justicia por parte de todos los individuos. El Imam Jomeini definió el Islam como la ideología de aquellos que buscan la libertad e independencia. Esta interpretación abiertamente política del Islam entra en conflicto con lo que se podría llamar la visión apolítica del Islam, promovida, según el Imam Jomeini, por los “sirvientes del imperialismo, quienes, al eliminar el potencial revolucionario del Islam, lo han reducido a una religión”.
Es la necesidad de seguir asegurando la seguridad ontológica de la República Islámica (el sentido de orden, seguridad y continuidad interna de la identidad de un sujeto o agente en un entorno de constante cambio, lo que permite y motiva la acción y elección política), lo que otorga peso político a las palabras de Raisi en la cumbre de la OCI.
En otras palabras, Irán se presenta como garante de la independencia política de la Umma frente a la dominación imperialista, lo que explica la identidad política específica del país, así como su relación con Palestina.