Sdenka Saavedra Alfaro

¿Se está normalizando el genocidio en Gaza?

Después de la derrota de Israel en su guerra impuesta de 12 días contra la República Islámica de Irán, la visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Washington el 7 de julio de esta gestión, donde sostuvo un encuentro con Donald Trump, ha causado protestas e indignación fuera y dentro de EEUU, como la del senador por Vermont, Bernie Sanders, al señalar que el Congreso recibió a Netanyahu, “un criminal de guerra que será recordado como uno de los monstruos de la historia moderna”, por el genocidio que lleva adelante en la Franja de Gaza.

También constata la estrategia de la ocupación israelí, de ejecutar nuevos planes en la Franja de Gaza bajo la fachada de un plan de alto al fuego, mientras busca llevar a cabo un nuevo desplazamiento forzado de los habitantes del enclave costero, hacia Rafah, entre los corredores Morag y Filaelfia, lo que ha sido calificado como un crimen de guerra y una deportación ilegal; ya que encerrar a 2 millones de habitantes en una ciudad insegura, cubierta de escombros y un manto de cadáveres donde no puedan salir, no solo es inhumano, sino que muestra el verdadero rostro del colonialismo israelí, del lobby sionista en su expansión del Gran Israel, de vaciar un territorio de su población originaria para hacerlo habitable para otros, los colonos.

Mientras Netanyahu nominaba a Trump para el premio Nobel de La Paz, en su visita de 4 días a Washington, se intensificaban las masacres del ejército israelí en zonas de ayuda humanitaria y refugios para palestinos desplazados de Gaza, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) condenó el “asesinato” de familias, de niños y mujeres, que esperan en fila para recibir suministros nutricionales infantiles     —un total de 580 civiles palestinos resultaron mártires, hasta ahora, debido a ataques de las fuerzas de ocupación mientras intentaban obtener alimentos en los centros de ayuda estadounidenses-israelíes en la Franja de Gaza, desde el inicio de la distribución de alimentos el pasado 27 de mayo—, comprobando con ello una vez más la estrategia de aniquilación del ente ocupasionista en Palestina.

Estamos siendo testigos del colapso legal, moral y político de países como Israel y sus aliados, principalmente Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, los que están apoyando este genocidio, quienes afirman defender los derechos humanos, la democracia, la justicia y el orden internacional; pues con cada bomba lanzada sobre Gaza, con cada niño inocente martirizado, con cada mujer muriendo, no solo queda expuesto el rostro grotesco del sionismo; sino también el núcleo deformado del orden político global dominante.

Un mundo sin un gobierno justo no puede impartir justicia, y hoy la Franja de Gaza es la prueba de esta realidad, donde por ansias de poder, de riqueza, de ego, se está normalizando las masacres cometidas por el régimen israelí y sus aliados, y a la par las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad de la ONU, los tribunales internacionales y los medios de comunicación hegemónicos están justificando la violencia, guardando silencio, no actuando o siendo cómplices activos del genocidio en curso.

El régimen israelí ha asesinado a más de 57. 800 personas hasta la fecha, la mayoría niños desde el 7 de octubre de 2023, destruyendo el 80 por ciento de las viviendas en la Franja de Gaza, dejándolas en escombros, ha devastado escuelas, universidades, mezquitas e iglesias, ha asesinado a más de 229 periodistas en Palestina, a cientos de médicos y profesores, y sigue bombardeando a los centros de desplazados y las concentraciones de quienes reciben la escasa ayuda alimentaria; convirtiéndose en un entidad hostil a la paz, enemiga de los derechos humanos, las leyes que rigen las relaciones internacionales y los valores humanitarios. 

Gaza es un testimonio, una prueba viviente de que el mundo, sin un liderazgo justo, se encamina hacia la ruina, porque hasta que no cese la impunidad del régimen israelí, no veremos la paz en el mundo.

 Sin embargo, también veremos la victoria de los movimientos del Eje de la Resistencia, los que enarbolando la bandera de la justicia, librarán a Palestina, al Líbano, a Yemen, a Irak, y a todo pueblo que no se doblega a la hegemonía mundial, un ejemplo de ello, es la República Islámica de Irán que salió victoriosa de los ataques de la coalición israelí-estadounidense; pues estamos en los principios del fin de la unipolaridad en el mundo.

Por: Sdenka Saavedra Alfaro/

Tribuna
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