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(Foto: RRSS)

El campo y la ciudad se entretejen en la obra de Reyna Mamani

Ayni: murales comunitarios, es el nombre del proyecto de la muralista, que reflexiona sobre su experiencia migratoria.

La Paz, 30 de mayo de 2023 (AEP).- Reyna Mamani, la artista del municipio de Jesús de Machaca, inaugurará Ayni: murales comunitarios, un conjunto de cuatro murales que reflexionan sobre sus experiencias como creadora migrante. Sus obras están situadas en su comunidad natal.

Uno de los principales pilares de su propuesta —que se presentará oficialmente el miércoles a las 12.00 en Jesús de Machaca (provincia Ingavi, La Paz)— es la noción andina del ayni, como ya lo dice su título.

Con estos murales, Mamani vuelve a transitar, en sentido contrario, el camino que recorrió de niña, cuando migró a la ciudad de El Alto. Esta vez con nuevas herramientas, con nuevos conocimientos que quiere compartir con su comunidad. Herramientas artísticas con las que busca fortalecer emotiva e intelectualmente la formación de niños y jóvenes de su comunidad.

“Venimos aquí, a la ciudad, a aprender. También, en algún momento, tenemos que regresar para agradecer y compartir lo que sabemos. El proyecto se llama Ayni justamente por esa práctica tan bonita, tan hermosa, revolucionaria y contestataria que se basa en —incluso cuando no tienes dinero o medios— yo te ayudo hoy y tú me ayudas mañana. Es un trabajo colaborativo con tus vecinos, con los tíos y tías, donde creamos relaciones en lugar de seguir un sistema que te impulsa a pensar solo en lo individual”, explicó la creadora.

Mamani decidió plantear este proyecto —que es parte de la Convocatoria de Fomento a la Productividad Cultural y Creación Artística, llevado a cabo por el Centro de la Revolución Cultural— en ese municipio rural porque quería trasladar algo del movimiento cultural urbano hasta allá.

“Me parecía fundamental que este tipo de proyectos que buscan tratar la interculturalidad y la descolonización vayan a las comunidades del campo porque en la actividad cultural se elabora bastante en la ciudad de La Paz, en la ciudad de El Alto; pero en el área rural no se piensa mucho en eso, en actividades culturales como exposiciones, proyecciones o cursos de pintura”, dijo.

Para una persona interesada en estas facetas de la cultura, que vive en una comunidad, no existen espacios de formación ni de difusión a los que se pueda acercar. Sus murales son una manera de plantar semillas y dar a conocer estas formas de expresión de manera más cercana.

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Cuando llegó a coordinar su propuesta con directores de unidades educativas, las autoridades recibieron el proyecto con muy buena actitud. Reconocieron inmediatamente que esta era una buena oportunidad para sus estudiantes y tanto ellos como las autoridades originarias de las dos comunidades del municipio en las que se trabajó no solo le abrieron las puertas, sino que le ofrecieron ayuda.

“Revocaron uno de los muros que elegimos para que podamos pintar. Las comunidades no tuvieron recelo en aceptar lo que les propuse, por el contrario, hay una apertura hermosa. Las personas del campo reciben con los brazos abiertos y dan su parte. Estoy muy agradecida con los directores de las unidades educativas que nos recibieron, así como con quienes nos recibieron en los lugares en los que pintamos”, narró.

Los temas de los murales representan elementos muy importantes de la identidad de este municipio indígena: prácticas artísticas autóctonas, así como autoridades y procesos organizativos. Los retratos y las figuras que pintó Mamani son elementos conocidos por los habitantes, que ellos mismos reconocieron mientras ella pintaba.

“Los estudiantes se acercaban y reconocían a las autoridades indígenas que había pintado, así como los símbolos de mando que las hacen reconocibles, por ejemplo, un bastón especial. También retraté elementos de una de las danzas autóctonas, que son muy importantes en Jesús de Machaca”, afirmó.

La artista explicó que las herramientas artísticas son una manera de verse a uno mismo, de que aquellos niños y jóvenes migrantes se traten a sí mismos con amor y nunca dejen ir sus raíces, ya que en la ciudad muchas de sus prácticas deben quedar atrás. Es por eso que ella misma, desde que inició con la pintura, pero también con el teatro, no ha dejado de producir y de ser parte de redes comunitarias, desde las que se nutre, alimenta y comparte su hacer.

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