—En la selva amazónica boliviana, la comunidad Tsimané despidió a sus muertos con rituales ancestrales, resistiendo el olvido. No eran solo cifras en una nota policial ni ocho víctimas, sino diez almas perdidas en una cruel tragedia. A través del poder de la memoria oral, cada una debía ser honrada y contada en su historia.
Situado en una de las grandes maravillas del planeta, en este lugar hay centenares de vagones y locomotoras abandonadas que no hacen más que añadir espectacularidad a un enclave ya de por sí impresionante.