De acuerdo a un informe de la DEA, que la revista Semana de Colombia conoció en primicia en 2022 y que ahora cobra mayor relevancia, se advierte que Maximiliano Dávila, en su condición de jefe antidroga de Bolivia, “utilizó su cargo oficial y conexiones para obtener acceso a aeródromos bolivianos con el fin de facilitar los cargamentos de cocaína en grandes cantidades”.
Y como si la historia estuviera condenada a repetirse, en junio de 2024, el general Juan José Zúñiga sucumbió al embrujo de Palacio Quemado. En un intento de golpe de Estado, el militar dirigió su ira hacia el histórico edificio, buscando inscribir su nombre en la larga lista de caudillos que han disputado el control de este símbolo del poder político boliviano.