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Foto: Archivo

Sumaj Orck’o, el cerro rico que soporta cinco siglos de explotación

Historia. Sobre el maravilloso cerro potosino existen dos versiones que datan de antes y durante la invasión española. La más conocida es que fue descubierto en 1545 por Diego Huallpa. En la actualidad representa el Patrimonio Mundial.

La Paz, 10 de noviembre de 2023 (AEP). – A 4.800 metros sobre el nivel del mar se alza el Sumaj Orck’o, o cerro hermoso, más conocido como el Cerro Rico de Potosí, que en sus entrañas guarda una riqueza mineral inagotable y que fue el sostén económico de Europa pero a costa de la sangre y el sudor indígena, además de africana.

La explotación de sus riquezas comenzó hace más de cinco siglos, así como su historia, protagonizada entre mitos y leyendas por Huayna Cápac (líder inca) y Diego Huallpa (indio de la región de Chuvilvaca), destaca el texto del investigador social y economista boliviano Carlos Ruiz, La historia del cerro que sudaba plata y engullía indios.

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De acuerdo con Ruiz, no existe precisión o consenso sobre los orígenes de su descubrimiento, pero se sabe al menos que los indígenas originarios de los Andes tenían conocimiento desde hace siglos de la existencia del Sumaj Orck’o, o gran “cerro hermoso”, como se le llamaba inicialmente a Potosí.

Sin embargo, existe una historia que data de 1545, cuando Huayna Cápac había muerto y los españoles habían tomado el Perú, trece años antes, con el añadido de haber degollado a su hijo y último jefe inca, llamado Atahualpa.

 Se relata que un indio de Chuvilvaca, llamado Diego Huallpa, mientras corría tras una llama fugitiva, debió pasar la noche en el Potosí y, cuando buscó guarecerse del frío encendiendo una fogata, varias vetas de plata se fundieron, descubrió que el cerro ‘sudaba’ plata y luego lo comunicó a los invasores españoles.

Desde ese entonces empezó el saqueo, la explotación de miles de toneladas de mineral y la esclavitud indígena.

PATRIMONIO

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No obstante, a toda la tragedia que se encarna en torno a la explotación, en 1987, Bolivia inscribe en la lista la riqueza y la historia del Cerro Rico de Potosí como Patrimonio Mundial en la Unesco.

Tradición minera

La tradición minera de Potosí tiene como antecedente la explotación del mitayo indígena en la Colonia.

Entre 1545 y 1635, los españoles han extraído miles de toneladas de plata y oro con el sudor y sangre de indígenas, también de africanos, quienes extraían el mineral a costa de sus vidas. Esa labor ha sido el sostén de la Corona española, incluso impulsó el desarrollo de Europa.

Fue la época de máxima explotación del Cerro Rico de Potosí. Entre 1579 y 1635 se producía aproximadamente la mitad de la plata en circulación en Europa y el 80% de la del Virreinato del Perú. 

En la República de Bolivia la historia no acabó. Es más, el sostén económico del país, desde sus inicios, ha dependido en mayor o menor grado de la minería potosina, detalla FlacsoAndes - centro digital de vanguardia para la investigación en ciencias sociales Región Andina y América Latina.

En tanto, el trabajo minero seguía degradando la vida de los hombres y mujeres, pues la probabilidad de vida no superaba los 45 años. Sin embargo, a pesar del daño, es “difícil dejar de ser minero”, cuenta un potosino.

“Mi bisabuelo ha sido minero, mi abuelo también, y mis padres, seguro lo será mi hijo”, afirma en una entrevista con el portal La Región de Santa Cruz en 2020.

Reivindicación

Las poblaciones potosinas de Catavi, Siglo XX y Llallagua tienen una historia enraizada en la explotación minera, pero también de lucha por sus reivindicaciones laborales.

Durante el Siglo XX, estas poblaciones mineras cobran importancia nacional e internacional por la explotación del estaño a cargo de la compañía minera Patiño Mines, luego por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y ahora por las cooperativas mineras.

Este periodo se caracteriza por el abuso del poder de la clase dominante encaramada en los gobiernos nacionales pro imperialistas, que explotaron nuestros recursos naturales, en un sistema de trabajo de sobreexplotación del hombre por el hombre.

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Masacre

El costo social de sus reivindicaciones está registrado en la masacre de 1942, en las Pampas de María Barzola, la de San Juan, en 1967, y otras, indica el repositorio histórico de la Universidad Nacional Siglo XX, creado por el sector minero como lucha para responder al sistema capitalista y con una influencia socialista.

En este periodo se hace visible la lucha de la obrera minera potosina Domitila Barrios de Chungara. Mujer emancipadora que buscó mejores días para los trabajadores y fue reprendida y exiliada del país.

Domitila Barrios: “Si me permiten hablar...”

Domitila Barrios de Chungara fue una líder obrera minera que luchó por la democracia y por los derechos laborales del sector. Nació el 7 de mayo de 1937 en Llallagua, zona minera de Potosí.

En los libros de historia y en sus textos testimoniales, uno, Si me dejan hablar..., de la autora brasileña Moema Viezzer, se detalla su lucha revolucionaria y el sufrimiento que soportó no solo por ser minera, sino como mujer y madre.

  Fue hija de un dirigente sindical benemérito de la patria como combatiente de la Guerra del Chaco. Cuando no tenía siquiera 10 años murió su madre, y ella tuvo que hacerse cargo de sus cinco hermanas.

En una asamblea minera en Llallagua, Potosí, ella se alzó con voz fuerte entre todos los hombres que estaban presentes y preguntó ¿cuál es nuestro enemigo principal? Se alzaron voces que respondieron “El imperialismo”, “La oligarquía”, “La burocracia”… Domitila Chungara, aclaró: “No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro”, un testimonio que quedó plasmado en textos de historia y en un documento de la Comisión de Derechos Humanos de México.

Domitila es una de las sobrevivientes de la masacre de las minas de San Juan en 1967, ejecutada por René Barrientos, para reprimir las reivindicaciones de los trabajadores mineros. Luego de una larga lucha, fue víctima de cáncer el 13 de marzo de 2012 en Cochabamba, donde falleció.


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