La mayoría son mamás que han heredado el oficio de sus padres. Ellas creen que los desechos son una gran oportunidad para generar trabajo y cambiar el futuro de Bolivia.
Cada semana, un grupo de mujeres de La Paz y El Alto ayuda a convertir toneladas de residuos en otros productos, como bolsas para desechos (que se degradan en menos tiempo que las tradicionales). Su principal herramienta son sus manos y su voluntad de generar mayores ingresos para mantener su hogar, también sienten un compromiso para proteger el planeta.
Muchas de ellas han heredado el oficio de sus abuelas o madres, quienes en el pasado han realizado la recolección de residuos, pero de forma más precaria, sin conocer el valor de cada producto desechado.
Una es Carla Chávez, quien heredó el oficio de su madre. Ella forma parte de las Recicladoras en Acción, un grupo de mujeres paceñas y alteñas que cada semana reciclan bolsas, cartones, botellas pet, tapas, ropa de lana y otros residuos.
Para mejorar su trabajo, ellas se han capacitado en cursos organizados por empresas bolivianas, como Innovaplast-Industria Ecológica de Plástico.
Esta industria, ubicada en el Distrito 8 de El Alto, le dio el valor a su oficio y, gracias a ello, las mujeres, en su mayoría mamás, hoy generan más ingresos para sus hogares con la recolección.
“Nuestras abuelas y madres nos han heredado el reciclaje. Ellas no sabían cómo se hacía y recibían muy poco, pero ahora nosotras sabemos el valor de cada producto. Por ejemplo, los tipos de bolsas que se tiran ahora las clasificamos y las lavamos para que tengan más precio”, comenta Carla a Ahora El Pueblo.
“Soy educadora ambiental”
Leonarda Chávez tiene 73 años. Es una de las recolectoras de residuos más antiguas de La Paz y es parte de las Recicladoras en Acción.
Comenzó recolectando huesos, pero ahora se dedica a recoger bolsas, cartones, botellas. Aprendió mucho con Innovaplast y siente ahora que debe ayudar al planeta.
“Yo misma explico a la gente cómo debe reciclar, les explicó también sobre el daño que hacen las bolsas plásticas, que son las que más se tiran en los mercados. Eso hace mucho daño, les digo. Creo que soy educadora ambiental. Me da pena ver basura tirada en el suelo y, si la veo, la meto en mi bolsillo”, cuenta la mujer con unos ojos vivaces y una sonrisa por la labor que desarrolla de forma cotidiana en barrios de La Paz.
En un contexto global, la gestión de residuos es un tema crítico para la salud pública y el medioambiente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que una inadecuada gestión de residuos puede tener graves consecuencias para la salud, como la propagación de enfermedades y la contaminación del agua y del aire. Los residuos sólidos mal gestionados pueden contaminar fuentes de agua, y su descomposición puede liberar gases tóxicos, afectando la calidad del aire. El organismo también ha destacado que los residuos plásticos, especialmente las bolsas de un solo uso, contribuyen a la contaminación ambiental y representan un peligro para la fauna y la flora.
Según datos de la OMS, la gestión adecuada de los residuos no solo previene problemas de salud, sino que también contribuye a la sostenibilidad ambiental. La implementación de políticas efectivas de reciclaje y la promoción de prácticas sostenibles son esenciales para reducir el impacto ambiental de los residuos. Además la promoción del reciclaje puede generar empleos y contribuir al desarrollo económico, como se observa en el trabajo de las mujeres recicladoras de La Paz y El Alto.
En Bolivia, según datos de la Liga de Defensa del Medio Ambiente, hay cerca de 40 mil personas que se dedican a la recolección de residuos. La mayor parte de esta labor es desarrollada por mujeres, pero en algunos casos de forma precaria.
Cecilia Jáuregui, fundadora de Innovaplast.
La recolección de residuos es un trabajo de riesgo no solo porque muchas de estas personas, sobre todo mujeres, recorren las calles de noche, sino también porque están expuestas a residuos peligrosos para su salud y, a pesar de recibir una remuneración baja, esta actividad es su principal medio de subsistencia. Empero, al explorar otras alternativas de ingresos, muchas han comenzado a reutilizar los residuos como parte de su trabajo.
Acopio de residuos.
Es por eso que las Recicladoras en Acción también han aprendido a reusar los desechos. Carla explica que algunas recicladoras desatan chompas de lana y las convierten en otras prendas. Otras reutilizan plásticos para hacer llaveros.
“Hemos hecho varios productos de la basura. Incluso hemos participado en ferias para demostrar cómo se ha transformado nuestro oficio”, indica Carla.
Las Recicladoras en Acción sueñan con que sus ingresos mejoren con la transformación de los residuos en Bolivia, pero creen que faltan políticas públicas que impulsen un buen manejo de los desechos.
“Vemos que puede generar más empleo y dar mejores condiciones para nosotras, pero faltan más empresas que transformen la basura de Bolivia, es bastante. Por eso también nos animamos a seguir en este rubro”, agrega la recicladora.
Cecilia Jáuregui, la mujer que dio a las recicladoras el valor agregado
Hace 10 años, Cecilia Jáuregui Gamarra fundó la industria ecológica de plástico Innovaplast, una empresa boliviana ubicada en El Alto que ha capacitado a mujeres recicladoras para que ellas puedan recibir un precio justo por su labor.
Su acción ayudó a mejorar la vida de decenas de mujeres recicladoras en El Alto y La Paz.
“Las recicladoras son el corazón de la cadena de reciclaje. Es importante reconocer esta labor y darle el reconocimiento que merece”, remarca Cecilia.
eonarda Chávez, de 73 años, es una de las recolectoras de basura más antiguas de La Paz.
La industria Innovaplast es una empresa de triple impacto, porque impulsa el empoderamiento de mujeres recicladoras y las capacita. Con sus productos, bolsas oxobiodegradables, ayuda al planeta a reducir el daño por estos empaques de nylon que son desechados a la tierra o a ríos.
Promueve también la economía circular e impulsa actividades de limpieza. Por su liderazgo, ha sido galardonada por varias instituciones, como el Senado, premios Maya, e incluso cuenta con reconocimiento internacional.
Recientemente lanzó una nueva línea de producto denominado Eco-Rollo, que nace en alianza con las mujeres Recicladoras en Acción para “un futuro más sostenible de Bolivia”, se menciona en la página de la empresa.
Recicladoras en Acción junto a Cecilia Jáuregui.
Con el Eco-Rollo se busca generar más empleo para las mujeres recicladoras. Generar conciencia ambiental y cuidado animal, además es la industria boliviana pionera en poner en el mercado el primer empaque de bolsas con cortes fáciles de utilizar.
La labor de las recicladoras y de Innovaplast es crucial para mitigar el impacto ambiental de los desechos, incluyendo las bolsas plásticas convencionales, que pueden tardar entre 500 y 1.000 años en descomponerse por completo. Gracias a su dedicación, se reduce la cantidad de residuos en vertederos y en el entorno natural, mientras se fomenta una economía circular y una mayor conciencia ambiental.
La Paz/AEP/Mónica Huancollo Suxo