Con una dirigencia que apostó por un entrenador nacional y una hinchada que apoyó en las buenas y en las malas.
La Paz, 04 de diciembre de 2023 (AEP). – Para Pablo Cabanillas Palazuelo, el título que logró The Strongest es fruto de un trabajo en equipo, en grupo, con jugadores que dieron todo dentro y fuera de la cancha. Con una dirigencia que apostó por un entrenador nacional y una hinchada que apoyó en las buenas y en las malas.
—Pablo, ¿cómo y cuándo nace su pasión por el fútbol?
—Desde muy niño, junto a mi padre y mis tíos, que eran futbolistas del club Olympic. Mi abuelo fue fundador de la institución, de mucha tradición paceña. Ahí comencé a dar mis primeros pasos como jugador de fútbol.
Por los sinsabores y las malas experiencias que te da este deporte me alejé un poco, pero no definitivamente porque cuando terminé el colegio siendo un buen deportista estudié psicología deportiva y, para completar, en 2006 decidí estudiar la carrera de dirección técnica, a fin de tener mayor conocimiento y que eso me abriera un espacio de trabajo en el fútbol, que es mi pasión.
Después me gradué para dirigir la categoría infanto-juvenil, comencé a trabajar en el fútbol y surgió de forma mágica una vocación que tenía de un liderazgo natural con los jóvenes y adolescentes. Gracias a la psicología deportiva entrené con ellos desde 2008.
—¿Qué le impulsó a ser entrenador de fútbol?
—Siempre tuve el liderazgo natural de poder influir sobre los jóvenes y utilizar el fútbol como una herramienta para la formación de personas, algo que ha sido muy importante para mí y es lo que me ha motivado. Después, el pensamiento táctico, la estrategia, es algo que lo tenía muy innato y me comencé a enamorar de esta profesión.
—¿Cómo se hizo stronguista?
—Tenía un primo que me transmitió la pasión por The Strongest cuando éramos muy niños y jugábamos, él tenía 12 años y yo ocho; me hacía ver los partidos del Tigre, íbamos al estadio y tenía admiración por él, ahí me comenzó a gustar The Strongest, por la garra, que se complementaba con lo mío porque soy aguerrido, y ahí me hice stronguista de corazón.
—Si en algún momento le proponen dirigir a Bolívar, ¿lo haría?
—En algún momento de mi carrera me tantearon para ir a trabajar en las divisiones inferiores de Bolívar; ahora que uno es profesional no le veo ningún inconveniente. Si desarrollas tu labor en un club que quieres, en el que estás tantos años, te sientes cómodo, donde eres tan feliz, aunque ganes menos es diferente. Siempre voy a privilegiar la pasión y la vocación sobre lo económico.
Sin embargo, siendo adulto y profesional, si alguna vez hay alguna oferta y estás sin pega, uno tiene que pensarlo dos veces.
—¿Dónde estuvo la fortaleza del equipo para conquistar el título?
—Todo se inició a principios de año cuando junto al departamento de scouting comenzamos a evaluar jugadores para que vengan al club y cuando estuvimos encargados de esta área, primero teníamos que elegir al entrenador, que era lo más importante.
A la llegada de Héctor Montes al club y a la partida del ‘Pampa’ Biaggio quedaba un base importante de jugadores, es así que decidimos escoger a Ismael Rescalvo como entrenador para The Strongest 2023, porque hicimos un proceso de evaluación de muchos técnicos, muchas entrevistas y en una de ellas nos sale el profesor Rescalvo, quien nos hace una presentación formidable, con datos estadísticos, análisis de video, conocía a todos los jugadores, nos mostró qué cosas se podían mejorar; entonces fue el momento, sin lugar a dudas, de elegir a Ismael.
Para ponerlo en contexto de lo que era el balompié boliviano comenzamos a hacer el scouting para buscar a los futbolistas que se adapten al sistema de juego que él pretendía implementar en el equipo, que sean buenas personas y se acoplen de buena manera a todo lo que se planteó como grupo.
Es desde ahí que comenzamos a fortalecer el objetivo de conquistar el título. De elegir un buen entrenador que inicie el proceso, escoger jugadores aptos en características técnicas y tácticas y de persona.
A pesar de todas las intermitencias que hubo a lo largo del proceso, hemos encontrado una estabilidad en el rendimiento del plantel, que el cuerpo técnico de Rescalvo lo ha hecho bien; tal vez tuvimos altibajos con ‘Pampa’ Biaggio y Formosinho por diversos factores, pero el grupo se fortaleció en lo grupal, mental y psicológico, aspectos que han sido vitales para conseguir el título.
—¿En qué medida ayudó el trabajo psicológico?
—Ser especialista en psicología deportiva me ayuda a trabajar sobre mí mismo, a desarrollar habilidades que como entrenador pueda transmitir a los jugadores y a partir de ahí formar un buen grupo y laborar sobre habilidades mentales específicas que para mí y el equipo son importantes, porque era demasiada la presión, tensión y ansiedad que se tenía para romper la sequía de títulos de tantos años; entonces, era importante fortalecer el grupo y desarrollar las habilidades mentales porque iba ser una lucha todos y contra todos.
—¿Algún momento tuvo miedo al fracaso?
—Siempre hay un momento de incertidumbre. En mi carrera como entrenador siempre escogí retos muy difíciles, trabajé sin condiciones, contra equipos que tienen recursos muy altos y aposté por la juventud.
En lo personal, tuve la alegría de dirigir a categorías juveniles Sub-17 y Sub-20. Cuando dirigí el fútbol femenino, en primera A jugué con un equipo de 18 años y al inicio de mi trayectoria entrené con planteles de bajo presupuesto.
Toda mi vida escogí retos muy difíciles y pude salir exitoso de cada uno. Al tener la oportunidad de dirigir un plantel con semejantes jugadores y buenos, después de haber fogueado tantas etapas, no dudé en ningún momento de mí mismo y estaba convencido de que lo podía lograr, más aún, después de haber estado en tantos cuerpos técnicos de primera división y aprender cosas buenas.
A pesar de que cada mañana que despertaba tenía ochenta mil mensajes anónimos en mis redes sociales o celular que eran totalmente negativos, humillantes y denigrantes hacia mi persona, eso más bien me ha fortalecido para ser la persona y el entrenador campeón.
—¿Hay algún entrenador que fue determinante en su carrera?
—Hay muchos. Aprendí mucho de todos los entrenadores con los que trabajé dentro o fuera de su cuerpo técnico. Para mí ha sido un lujo trabajar con tantos técnicos, haber estado en el tricampeonato con el profesor Eduardo Villegas, quien me formó de manera integral en muchos aspectos, colaboró mucho en el inicio de mi carrera; después está el profesor Luis Orozco, de mucha experiencia. Ser parte del cuerpo técnico del profe Ismael Rescalvo ha sido muy importante para mi carrera. Ellos vienen de otro fútbol y el nuestro está muy retrasado.
—¿Cuánto influyó el apoyo dirigencial y de la hinchada?
—Mucho. Los primeros interinatos que tuve fue gracias al actual presidente Ronald Crespo, quien confió en mí. No puedo dejar de agradecer a Héctor Montes, quien se la ha jugado por mí cuando había la oferta de un montón de entrenadores y de mucho renombre.
Cuando viene un técnico extranjero y desde el momento que pisa suelo boliviano le ponen una alfombra roja, ganan muy bien y todo el mundo los valora; mientras que los técnicos bolivianos quedamos relegados, no sé si es por nuestra cultura o nos falta confiar más en nuestra gente.
En el caso de los hinchas es algo agridulce, porque cuando ganas, estás bien, todos te quieren, te mandan mensajes de apoyo; pero cuando pierdes o pasa algo malo, todo el mundo te quiere crucificar, matar y nadie te quiere ver la cara.
—¿Cómo se siente ser un entrenador paceño que ganó un título nacional?
—Cuando escuché el nombre de Ramiro Blacut, quien para mí es una eminencia del fútbol, a uno se le pone la piel de gallina, pero cuando la gente me dijo que era el único técnico paceño que había logrado un título nacional, me llenó de satisfacción y orgullo, además de saber que tantos años de preparación y estudio tuvieron una buena recompensa.
—¿Cuáles son sus planes para el futuro?
—Soy una persona que vive el día a día. Después que venga lo que Dios quiera. Por ahora, tengo a mi familia como una prioridad, estar con mis viejitos, papá y mamá, darles su tiempo y disfrutarlos como una retribución a todo el cariño y amor que me han dado. Por ahora, no hay planes para salir afuera.