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Cuerpos ensangrentados en ataúdes en fila, saldo de la masacre de 2019 en Senkata. Foto RRSS

Evo Morales “no es bienvenido” en el Distrito 8, donde está Senkata, uno de los símbolos de las luchas sociales de El Alto

El expresidente anunció su llegada a la zona sur, emplazada en la carretera La Paz- Oruro, donde está la planta de Senkata, escenario de dos masacres: 2003 y 2019.


Wilma Alanoca, concejal por el MAS evista en el municipio de El Alto, confirmó la llegada del expresidente Evo Morales este viernes e inmediatamente la Central Obrera Regional (COR) advirtió que el exmandatario “no es bienvenido” en la urbe alteña.

“El señor Evo Morales no es bienvenido en la ciudad de El Alto", afirmó el máximo ejecutivo de la COR, Marcelo Mayta, en línea con juntas de vecinos y organizaciones sociales que respaldan la posición de la matriz de los trabajadores del ámbito regional.

El dirigente aseguró que en el Distrito 8, donde se prepara un mitin político para que Morales se proclame candidato presidencial, “habrá movilización en su contra”.

El Distrito 8 se encuentra en la zona sur de la ciudad, sobre la doble vía La Paz – Oruro, y su población en su mayoría está constituida por inmigrantes de origen aimara.

El Alto es una ciudad revolucionaria y este viernes, anticipó Mayta, habrá un “choque” de fuerzas a favor y contra del dirigente político si este llega a la urbe, la segunda más poblada de Bolivia.

La historia de El Alto está marcada por la Revolución del 52, la lucha contra las dictaduras y las reivindicaciones sociales del siglo XXI.

En 1986 El Alto se separó administrativamente de La Paz y asumió las riendas de la autodeterminación. Dejó de ser una más de las subalcaldías de La Paz, la “ciudad satélite” de los años 60 y 70, y se encaminó a una entidad administrativa autónoma con sus propias autoridades, sus propios recursos y su propia institucionalidad municipal.

Independientemente de la separación histórica, legal y administrativa, El Alto y La Paz ya se encontraban, antes de 1986, divididas por el quiebre geográfico y topográfico que representa La Ceja.

El Alto, emplazado a 4.000 metro sobre el nivel del mar, ya era la capital andina del inagotable altiplano y bien conectado al sur de Perú y el norte de Chile y a la hondonada paceña, encerrada entre montañas.

REVOLUCIÓN DEL 52

La participación de los vecinos de El Alto en la Revolución del 9 de abril de 1952 contribuyó a que este territorio adquiera una mayor relevancia.

La Revolución del 52 allanó la participación popular en las luchas sociales. Las primeras juntas vecinales alteñas respondieron a la voluntad de organizar políticamente a los sectores populares y se experimentó la llegada de migrantes de áreas urbanas cercanas y del altiplano aimara.

El crecimiento de El Alto nunca se limitó, desde sus orígenes, a un fenómeno exclusivamente campesino, aunque los trabajadores agrarios le otorgaron una característica de ciudad aimara.

En 1978, las juntas vecinales participaron activamente en los movimientos que reivindicaban un régimen democrático y se oponían a los golpes de Estado de Natusch Busch (1979) y García Meza (1980).

No es por casualidad que la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) se creara oficialmente en 1979.

Las sequías, inundaciones, crisis económica y la relocalización de mineros provocaron entre 1983 y 1986 uno de los procesos migratorios más intensos de los años ochenta hacia la ciudad de El Alto.

Y en 1986, como consecuencia de una lucha que duró varias décadas, El Alto dejó de ser un barrio de La Paz.

SIGLO XXI

Uno de los símbolos de las luchas sociales de esta ciudad es la pequeña iglesia de San Francisco de Asís, fundada en octubre de 1996, en una discreta calle del caótico, bullicioso e industrial barrio de Senkata, en el Distrito 8 de la ciudad, a donde Morales pretende llegar

La pequeña parroquia fue testigo de dos violentos sucesos: el de 2003, durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, y el de 2019, en el régimen de Jeanine Áñez.

En ambos casos, “donde el pueblo alteño fue masacrado, no estuvo Evo Morales para apoyarnos”, lamentó el dirigente de la COR.

Sin la vanidad y esplendor de otras iglesias católicas, sin retablos antiguos ni ornamentos de lujo, el pequeño templo de San Francisco de Asís fue el refugio para quienes escaparon de la metralla, la sala de urgencia que atendió a heridos de bala, la mesa de autopsias o el salón para velar a los difuntos durante los aciagos días de Sánchez de Lozada y Áñez.
2003

Las revueltas ciudadanas en 2003 se originaron en oposición al plan del ultra liberal Sánchez de Lozada y de su vicepresidente Carlos Mesa de consolidar la exportación de gas natural a Estados Unidos y México, a través de un puerto chileno, en condiciones desventajosas para el país.

La elección de Chile despertó un gran rechazo popular alteño, presente aún en la memoria colectiva la reivindicación marítima y el reclamó por una salida soberana al océano Pacífico, perdida en la Guerra del Pacífico (1879 – 1884).

"Yo no voy a renunciar". Así de tajante reaccionaba Goni, conocido el expresidente con ese sobrenombre, pocas horas antes de su renuncia, el 17 de octubre de 2003, ante los disturbios callejeros que en El Alto que ya se habían cobrado la vida de más de 60 personas en tres semanas de conflicto, que se iniciaron en septiembre de ese año.

La iglesia alteña refugió en plena crisis a heridos y sus familias y trató con respeto a los cuerpos de los fallecidos.

Un gigantesco operativo militar para transportar combustibles en una caravana de cisternas de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos a La Paz y el resto del país acabó con una masacre de civiles desarmados. Ese fue el punto de inflexión que provocó la dimisión de Gonzalo Sánchez de Lozada.

2019

El 15 de noviembre de 2019, tres días después de autoproclamarse Jeanine Áñez como presidenta, en el desarrollo de intervenciones militares para aplastar protestas ciudadanas, murieron 11 civiles en Sacaba y otros 120 resultaron heridos.

El 19 de noviembre, en Senkata, otros 11 civiles fallecieron y 78 resultaron heridos.

Los movilizados exigían la renuncia de Añez.

A la iglesia de San Francisco de Asís acudían cientos de personas cada día en busca de algún familiar. A los fallecidos se les practicó la autopsia de ley en ese lugar y luego recibieron las dolorosas honras fúnebres.

A 4.000 metros sobre el nivel del mar, desde la pequeña parroquia es posible ver el nevado Illimani y sentir el suave y frío viento andino de los imponentes Huayna Potosí y Mururata.

La urbe más joven de Bolivia tiene una intensa actividad comercial, con miles de pequeñas y medianas empresas, fábricas y plantas de procesamiento de hidrocarburos.

Tiene, además, una de las ferias más grandes del mundo y una famosa frase que hace temblar a caudillos y dictadores: “El Alto de pie, nunca de rodillas”.

AEP

 


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