Mediante un comunicado piden “investigar y sancionar” estos crímenes, sin aceptar “privilegios simbólicos o materiales de aquellos denunciados como autores y encubridores”.
Calificó los hechos de “delitos deplorables y aberrantes” y denunció que “fueron ocultos durante años, tiempo que transcurrió en aparente normalidad por el silencio cómplice de la estructura eclesial local, que encubrió los mismos con una inaceptable indiferencia e indolencia”.