Javier, su pareja, reconoció la autoría del hecho y pidió someterse a una audiencia abreviada, sin embargo, posteriormente, cambió la versión de su declaración y afirmó que dejó a la mujer en una vivienda.
Katherine, de 42 años, se convirtió en la primera víctima de feminicidio en Bolivia en 2024. El 3 de enero, la mujer murió a manos de su pareja, Javier Z. F., también de 42 años, con ocho puñaladas en el cuerpo.
El Ministerio Público informó que el feminicidio se produjo en el municipio de Quillacollo, en el departamento de Cochabamba, durante una discusión entre la pareja “después de consumir bebidas alcohólicas”.
La Fiscalía Departamental de Cochabamba informó que se “actuó de manera rápida” y que después de recoger algunas evidencias del crimen se “convocó a la pareja de la mujer”. Informó que luego de la declaración del hombre el caso se esclareció.
La Fiscalía dijo que el agresor “admitió el hecho y solicitó someterse a un procedimiento abreviado”.
Katherine y Javier convivieron durante cinco años, según publicó el diario Opinión. El crimen dejó a dos huérfanos de madre; un niño de cinco años y una joven de 23.
Norah, madre de Katherine, rememoró que la última vez que habló con su hija fue cuando ella le contó que había sido agredida físicamente por su pareja.
El primer semestre de 2024 acabó con 45 feminicidios
De acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado, en el primer semestre de 2024 (hasta el 30 de junio) se registraron 45 feminicidios, lo que equivale a un feminicidio cada cuatro días, aproximadamente.
La mayoría de los casos de feminicidio ocurrió en los departamentos de La Paz (11), Cochabamba (10) y Santa Cruz (9). La edad de las víctimas oscila, principalmente, entre 21 y 30 años.
De acuerdo con la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Vida y la Integridad Personal de la Fiscalía General, llama la atención que en el 69% de los casos la víctima mantenía o había mantenido una relación sentimental con el agresor. La mayoría de las mujeres fueron asfixiadas, otras sufrieron golpes o traumas y algunas heridas punzocortantes.
La Paz/AEP
