Muchos de los feligreses pidieron mejores días para el país y que la situación económica también mejore.
Este jueves, la ciudad de La Paz se vistió de fe y color para conmemorar la solemnidad del Corpus Christi, una de las festividades más importantes del calendario católico. Desde tempranas horas, miles de feligreses acudieron a las iglesias para participar de las misas solemnes.
Una multitudinaria procesión recorrió varias calles y avenidas de La Paz donde fieles participaron con devoción en esta tradicional festividad religiosa. El monseñor Percy Galván hizo un llamado a la paz para Bolivia, especialmente por las personas más empobrecidas que sufren las consecuencias de estas crisis tremendas, haciendo alusión a lo que vive el país.
“Queremos un reencuentro entre hermanos paceños para que demos ese granito de arena con nuestra unidad en el crecimiento de nuestro país, en mejores condiciones para todos, en especial para la gente más empobrecida que tiene que sufrir las consecuencias de estas crisis tremendas”, dijo, mientras realizaba su caminata rumbo hacia la Basílica Menor de San Francisco.
Asimismo, indicó que desde la Iglesia católica se pide por la gran paz en el mundo y de Bolivia. “Ahí está Cristo, el cuerpo del señor para alimentarnos a todos y a cada uno de nosotros para que nos traiga ese alimento espiritual”, explicó.
Niños que se preparan para la Primera Comunión, religiosos, miembros de hermandades y cientos de fieles acompañaron el paso de la custodia bajo un cielo poco nublado, en medio de cantos litúrgicos. La ceremonia de Corpus Christi tuvo lugar en la plaza San Francisco, en la Basílica Menor del mismo nombre, donde los ciudadanos se congregaron para rendir homenaje al Cuerpo de Cristo.
Muchos de los feligreses pidieron mejores días para el país y que la situación económica también mejore. “En este día sería tan importante que nuestro Señor pueda darnos esa bendición de ser nuevas personas y que tengamos mejores días para el país y para nuestras familias”, dijo una de las personas que esperaba la homilía en la Basílica Menor San Francisco.
AEP
