Bolivia enfrenta una encrucijada que pone en peligro su estabilidad política y su soberanía. El litio, recurso estratégico, es codiciado por potencias extranjeras que pretenden su control a cualquier precio.
En las últimas horas se han revelado dos estrategias contra Bolivia en esta lucha por nuestros recursos naturales.
Por un lado, se ha descubierto un plan desde la Embajada de Estados Unidos en La Paz para minar al Movimiento Al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones de 2025. Este plan busca instalar un gobierno cómplice de sus intereses, abriendo la puerta a la apropiación de recursos vitales como el litio, el hierro, las tierras raras y los acuíferos.
Por otro lado, el presidente Luis Arce ha denunciado intentos de un país vecino por controlar el litio y excluir a Bolivia de procesos estratégicos en esta materia. Estas maniobras tienen como objetivo fracturar la unidad del país y presentarlo como un Estado fallido.
El litio boliviano se ha convertido en un tesoro disputado por potencias mundiales, lo que ha desatado iniciativas de guerra híbrida diseñadas para debilitar al Estado boliviano.
El país, con reservas probadas superiores a 21 millones de toneladas en los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes, ha buscado establecer acuerdos con potencias emergentes como China y Rusia para la explotación del litio. Sin embargo, estos movimientos han generado preocupación en círculos de poder que ven amenazado su tradicional dominio en la región.
En 2023 se firmaron acuerdos con empresas chinas y rusas para la explotación del litio, comprometiéndose a millonarias inversiones en tecnología de extracción directa.
Las iniciativas de guerra híbrida contra Bolivia fueron diseñadas, precisamente, para contrarrestar los avances en la región de adversarios de Estados Unidos como Rusia y China a través de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), una coalición que desafía el predominio estadounidense en el ámbito global.
Es crucial que Bolivia se mantenga alerta y firme en la defensa de su independencia y en la protección de sus intereses nacionales.
La prioridad debe ser preservar la soberanía del país y garantizar que las decisiones políticas y económicas estén al servicio del pueblo boliviano.
La defensa del litio y de los recursos naturales debe ser una causa nacional, más allá de los gobiernos de turno. Bolivia debe permanecer unida en esta batalla por su futuro y no permitir que intereses foráneos pongan en riesgo su estabilidad y su integridad como nación soberana.
