Bolivia ha rechazado la calificación otorgada por Fitch Ratings, que sitúa al país en la categoría de "CCC".
La crítica principal del Ejecutivo de Luis Arce es que esta calificación no tiene en cuenta aspectos fundamentales de la realidad económica del país, especialmente el hecho de que Bolivia continúa cumpliendo puntualmente con el pago de su deuda externa.
Además, la calificadora no ha considerado de manera adecuada el crecimiento económico, la estabilidad de precios y del mercado laboral.
El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, voz autorizada en el tema, aclaró que la baja liquidez, los problemas de pago por parte de Argentina y los bloqueos de créditos en la Asamblea Legislativa Plurinacional no fueron debidamente ponderados en la evaluación de Fitch.
Es importante remarcar que la deuda interna y externa combinada representa el 46% del Producto Interno Bruto (PIB), no el 71% como sugiere la calificadora.
A pesar del contexto internacional, Bolivia no enfrenta obstáculos para acceder a los mercados internacionales de capitales.
El informe de Fitch ha sido criticado por presentar proyecciones pesimistas para el crecimiento de Bolivia, a pesar de que el país ha destacado como la tercera economía con mayor crecimiento en la región en 2023. A diferencia de otros países como Argentina, Uruguay, Chile y Perú, Bolivia registró un crecimiento positivo en su PIB durante el tercer trimestre de 2023.
El Plan de Reactivación del Upstream 2021–2024, centrado en la exploración de nuevos yacimientos de gas y petróleo, también fue pasado por alto en la evaluación de Fitch. Este plan busca fortalecer la seguridad energética del país y fomentar el desarrollo sostenible.
Es esencial destacar las medidas efectivas implementadas por Bolivia para gestionar de manera eficiente los recursos energéticos, como el uso de biocombustibles como el etanol, que contribuyen a reducir la dependencia de combustibles subvencionados.
El gobierno socialista de Luis Arce sostiene que la calificación de Fitch Ratings carece de un análisis integral y equitativo de la situación económica del país, no refleja adecuadamente los esfuerzos y logros en medio de un entorno internacional desafiante. La respuesta del Gobierno subraya la solidez económica de Bolivia y su capacidad para superar desafíos de liquidez, sin comprometer el pago de su deuda externa.