Sin duda, lo sucedido el miércoles en la Asamblea Legislativa marca la concreción de un plan de desestabilización que se venía gestando desde hace tiempo.
La alianza de un grupo de legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) con la extrema derecha para censurar al ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, se constituye en una traición al pueblo boliviano que sufrió en carne propia las debacles de estos mismos actores que en 2019 provocaron muertes y sumieron al país en una profunda crisis.
A vista de todos, los intereses y deseos personales se antepusieron a las reivindicaciones de todo un pueblo. Evidentemente esta postura de los legisladores evistas no hace más que complacer los intereses de la derecha recalcitrante que está en un continuo afán de retornar a la época de la República. Justamente, de forma sintónica, líderes de oposición, como Carlos Mesa y Fernando Camacho, celebraron este hecho y felicitaron el que se haya logrado la censura del ministro Del Castillo por haber promovido una “persecución a la oposición”.
Precisamente, parece ser que esta premisa es la que genera molestia en los grupos de derecha que provocaron la ruptura constitucional de 2019, es decir, el hecho de que el Ministro de Gobierno haya tomado las riendas para que no quede en la impunidad todo el daño generado que, lejos de ser una “persecución a la oposición”, no es otra cosa que dar cumplimiento al mandato del pueblo que dio su vida por la recuperación de la democracia y, principalmente, buscar justicia para aquellas víctimas que perdieron a sus seres queridos en brutales masacres; cosa que no ocurrió en gestiones pasadas, ya que quienes propiciaron hechos similares, como los suscitados en aquel octubre negro de 2003, gozan de plena libertad y todavía se dan el lujo de reaparecer con pseudopropuestas constitucionales.
Pero, al parecer, algunos asambleístas olvidaron todos esos sucesos que enlutaron al país, ya no recuerdan el dolor de las familias bolivianas y tampoco la lucha en las urnas para que restituir la democracia y, con ello, sacar a Bolivia de una profunda crisis.
Por el contrario, en complicidad con la derecha, legisladores evistas atacaron la gestión del presidente Luis Arce y traicionaron las bases de la revolución, para acoplarse a quienes buscan frenar este proceso de reactivación que tanto le está costando al país.
El pueblo boliviano ya está cansado de disputas políticas, de mezquindades y apetitos personales, lo que el pueblo necesita es estabilidad y certeza de que vendrán días mejores, y para que ello sea posible se requiere de un trabajo incansable, tomando como base la unidad.