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La hermandad de los pueblos por encima de la ignorancia de facto

El gobierno de Luis Arce Catacora expresó su enérgico rechazo por las declaraciones de la presidenta de la República de Perú, Dina Boluarte, que durante su discurso por el Día de la Independencia peruana, aseguró que su gestión evitó que su país se convirtiera en un “Estado fallido” “como Cuba, Venezuela y Bolivia”.

Este exabrupto de la mandataria peruana refleja el sentimiento y el pensamiento de la élite política y económica de ese país que encarna un proyecto político neoliberal autoritario que sostuvo una brutal represión y persecución judicial contra dirigentes sociales y manifestantes, denunciados por terrorismo y organización criminal.

Las declaraciones vulneran el respeto entre dos países que comparten e impulsan mecanismos de integración regional y comercial. Bolivia y Perú mantienen un diálogo fructífero, construyeron una “agenda técnica altamente positiva” para un tratamiento económico comercial sobre sus límites y fronteras, aguas internacionales y lago Titicaca; además, comparten espacios de integración como la CAN y la Celac.

Bolivia y Perú tienen estrechos lazos que trascienden los límites geográficos porque comparten cultura y profundas raíces prehispánicas, por lo que la hermandad es más fuerte que unos dichos desafortunados de una mandataria que no tiene las mejores credenciales para referirse a Bolivia y a ningún país vecino.

Hay que recordar que Boluarte, una vez que asumió el poder tras traicionar a Pedro Castillo, dejó de lado los principios políticos al aliarse con la derecha. Por esta razón, no tiene legitimidad ni credibilidad por ser autoritaria, ultraconservadora y discriminadora por sus ataques contra las poblaciones indígenas y defender a las élites políticas y empresariales minoritarias que lo único que quieren es preservar sus privilegios.

Boluarte, además, está hundida en graves acusaciones de hechos de corrupción, recesión económica, incremento de la pobreza, aumento de la delincuencia y otros males. La Fiscalía lo investiga por sus costosos Rolex, joyas y un desmesurado incremento de su patrimonio, cuyo origen no explicó satisfactoriamente al pueblo peruano.

Lo de Boluarte es un papelón internacional por sus declaraciones equivocadas y desaprensivas porque involucra a tres países hermanos, cuyo objetivo es congraciarse con la élite política de su país y provocar a los tres países que construyen un futuro de bienestar de sus pueblos. Bolivia no caerá en estas provocaciones que solo buscan afectar las relaciones de hermandad entre ambos Estados.

El pueblo boliviano y el Gobierno merecen una retractación y una disculpa pública porque Bolivia no es un “país fallido”, al contrario, es un Estado Plurinacional digno, libre, soberano y orgulloso que reconoce la diversidad de pueblos indígenas, promueve la igualdad, la complementariedad, la solidaridad y el respeto mutuo entre todos.

La diplomacia de los pueblos debe seguir fortaleciendo los lazos históricos de ambos pueblos que tienen más puntos de encuentro que de desencuentro.


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