En el corazón de Santa Cruz, la celebración del 42º aniversario de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente, Chaco y Amazonia de Bolivia (Cidob) no fue solo un acto conmemorativo, sino una poderosa reafirmación del papel fundamental que juegan los pueblos indígenas en la construcción y esencia misma del país.
Las palabras del presidente Luis Arce durante el aniversario de la Cidob tienen una verdad histórica: "El Estado Plurinacional de Bolivia no podría existir sin los pueblos indígenas".
Esta declaración no es mera retórica política, sino el reconocimiento de una realidad histórica y constitucional que define la identidad de la nación boliviana.
La entrega de un proyecto político y la bandera del oriente boliviano al presidente por parte de la Cidob simboliza la continuidad de una lucha ancestral por el reconocimiento, la autonomía y la participación política.
Los 31 millones de hectáreas demandadas por los pueblos indígenas no son solo tierra, sino el sustento de su cultura, identidad y forma de vida.
Es importante recordar que los pueblos indígenas bolivianos han sido, desde tiempos inmemoriales, actores fundamentales en los procesos políticos y sociales del país.
La Constitución Política del Estado, al reconocer su vigencia ancestral, no hace más que plasmar en la ley suprema una realidad que ha existido mucho antes que el concepto moderno de Estado-nación.
El llamado del dirigente indígena Justo Molina a respetar los derechos políticos de los pueblos indígenas es un recordatorio de que la democracia boliviana debe ser inclusiva y representativa de toda su diversidad.
Su afirmación de que el Proceso de Cambio pertenece a los pueblos indígenas y no a partidos o individuos específicos remarca la naturaleza colectiva y plurinacional de la transformación política boliviana.
Los logros históricos de la Cidob, desde el reconocimiento del derecho a la tierra y territorio hasta la defensa de los recursos naturales y la autonomía indígena, son pilares sobre los que se construye el Estado Plurinacional.
La protección de territorios ancestrales no es solo una cuestión de conservación ambiental, sino de preservación de formas de vida y conocimientos milenarios.
Bolivia, con sus 36 pueblos indígenas reconocidos constitucionalmente, se erige como un ejemplo de diversidad y riqueza cultural. Estos pueblos no son reliquias del pasado, sino guardianes activos del medioambiente y protagonistas en la construcción de una democracia verdaderamente inclusiva.
El compromiso expresado por el presidente Arce de seguir apoyando a la Cidob y a los pueblos indígenas se traducirá en políticas concretas que fortalezcan su autonomía, protejan sus territorios y garanticen su plena participación en todos los niveles de toma de decisiones.
El aniversario de la Cidob recuerda a todos que el futuro de Bolivia está indisolublemente ligado al bienestar y empoderamiento de sus pueblos indígenas.
El Estado Plurinacional no es una concesión, sino el reconocimiento de una realidad milenaria. Es responsabilidad de los bolivianos, indígenas y no indígenas trabajar juntos para construir un país que honre verdaderamente su diversidad y riqueza cultural.