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Armando Aquino Huerta

Actos políticos antidemocráticos

Por las elecciones generales de 2025, surgen grupos políticos hablando del futuro de la Patria, diciendo: El Estado Plurinacional de Bolivia fracasó y por ello hay que volver a ser República, conforme publicitaron por todos los medios de comunicación —ente otras falacias—; propuesta que equivale a cambiar la Constitución Política del Estado, pero no lo dicen hipócritamente.

Cambiar el “Estado Plurinacional de Bolivia” a “República de Bolivia”, como quieren los políticos de la oposición, equivale a reformar la Constitución Política del Estado (CPE) de 2009, y ello solo puede hacerlo un gobierno legítimo, democráticamente elegido y mediante convocatoria a referéndum, conforme manda claramente el Art. 411 de la CPE —no grupos políticos que quieren participar en elecciones—. Consiguientemente, el cambio referido resulta ser un acto inspirado en la violación de la ley y el orden constitucional vigente. En otras palabras, tal cambio equivale a un típico acto antidemocrático, demagógico, antipatriótico y politiquero, con la finalidad de convulsionar el país, dar un golpe de Estado y gobernar dictatorialmente saqueando las arcas del Estado impunemente, como lo hicieron durante el gobierno de facto de Jeanine Añez.

El “Estado Plurinacional de Bolivia” fue aprobado en el referéndum del 25 de enero de 2009 y rige con la Constitución de 2009, es decir, está vigente desde hace 14 años, es cien por cien democrática porque incluye a todas las bolivianas y bolivianos; y la “República de Bolivia” fue aprobada en la Asamblea General de Diputados o Asamblea Deliberante en 1825, poniendo fin a la opresión y tiranía española, declarando su independencia hace 198 años.

Saber que hay políticos que hablan del futuro de Bolivia caminando hacia atrás, retrocediendo 198 años para volver al racismo, discriminación, injusticias y sometimiento a los aymaras, quechuas y tupi guaraníes, dándole la espalda al pueblo que luchó por su independencia, muestra las verdaderas intenciones de dichos politiqueros, que dan a entender que son gente sin ganas de avanzar hacia adelante como si estuvieran tocados por el mal; por esos actos, y la ignorancia de que EL TIEMPO NUNCA VA HACIA ATRÁS —para lo cual basta ver el reloj—, se oponen y ponen trabas sin razón alguna a la construcción de caminos, puentes, a la industrialización de productos, al Modelo Económico Social Comunitario Productivo valorado en la XV Cumbre de  los Brics, a las elecciones judiciales, al procesamiento y condena de delincuentes —gritando persecución política—; solo les falta pedir que Bolivia se someta al Rey de España, para repetir los actos de racismo, discriminación y tiranía cometidos durante el coloniaje y la vida republicana, donde con la soberbia en su máxima expresión, consideraban que los “indios” no tenían alma ni derechos. Así, salta a la luz que los actos, ideas y planes fascistas son contrarios a los deseos del pueblo boliviano y a la democracia, porque para ellos se ha vuelto normal mentir como prototipos de los hombres del mal. Analizando esos actos, los poetas dirían: los políticos de la oposición están deseosos de perder las futuras elecciones, como el vino añejo está deseoso de hacerse beber. Al respecto, la Biblia que ellos manejan y no leen, en San Lucas 9.62, dice: “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.

Realidad que demuestra que la relación entre la derecha fascista y el pueblo boliviano está rota irremediablemente; de ahí que la oposición está aguantando una casa que se derrumba —políticamente—, porque sus admiradores y seguidores están ahora en el limbo, sin ganas de apoyarlos y dar su voto en contra. Por ello, el pueblo y el socialismo resultan inseparables, considerando que los “indios” ahora son profesionales egresados de las universidades, ya no creen en las mentiras, practican y cultivan los valores de sus antepasados, y quieren vivir bien, avanzando adelante y luchando por un mañana mejor, sin retroceder.

Por último, se puede decir, que los políticos fascistas, no tienen verdadero interés en las elecciones, porque su corazonada les dice que perderán; lo que quieren es convulsionar, dividir a las organizaciones sociales, denunciando narcotráfico, corrupción –y otros- sin pruebas de ninguna clase, para dañar la imagen del gobierno, y usurpar el poder para quedar impunes por los delitos que cometieron, creyendo que solo así podrán salvarse de ser llevados a la cárceles, ignorando que las leyes los perseguirán siempre, porque sus víctimas piden justicia y saben que: “LO HECHO NO PUEDE SER NO HECHO”.


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