En los últimos años, el sistema financiero boliviano ha experimentado una transformación significativa, marcando un cambio de paradigma que prioriza los derechos y necesidades de los consumidores financieros sobre los beneficios exclusivos de la banca.
Este cambio se cristalizó con la promulgación de la Ley de Servicios Financieros N°393 en agosto de 2013, un hito crucial que ha redefinido la prestación de servicios financieros en el país.
Desde entonces, la filosofía que guía el sistema financiero se ha basado en la aplicación de la función social, con el claro objetivo de fomentar la inclusión financiera y mejorar las condiciones del servicio bancario para el pueblo boliviano. Este enfoque ha dado lugar a un sólido desempeño del sistema financiero, evidenciado por varios indicadores clave.
Uno de los aspectos destacados es el notable crecimiento en la colocación de cartera, que se ha multiplicado por siete desde la gestión 2005 hasta el cierre de 2023. Este crecimiento, centrado principalmente en el sector productivo, ha sido fundamental para impulsar la actividad económica en Bolivia. Además se ha priorizado la concesión de créditos de vivienda de interés social (VIS) para abordar el déficit habitacional y lograr resultados tangibles en la reducción de este problema social.
En cuanto a la calidad de la cartera de créditos, el índice de morosidad se sitúa en un impresionante 3,4% al primer trimestre de 2024, por debajo del promedio regional. Esto refleja la buena cultura de pagos de los prestatarios bolivianos y fortalece la estabilidad del sistema financiero.
Los depósitos también han experimentado un crecimiento significativo, lo cual refleja la confianza sólida que la población tiene en el sistema financiero boliviano. Además, la solvencia financiera se encuentra en niveles saludables, superando los estándares establecidos por la normativa.
En un contexto internacional desafiante y frente a intentos de sabotaje económico interno, el sistema financiero boliviano se ha mantenido solvente y estable, gracias en gran parte al papel ejemplar desempeñado por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI). Su labor efectiva de supervisión y regulación ha sido fundamental para salvaguardar la integridad y estabilidad del sistema financiero.
Es crucial reconocer que este éxito no es fruto del azar, sino del compromiso continuo con una adecuada regulación y supervisión por parte de las autoridades pertinentes.
Por lo tanto, el sistema financiero boliviano ha demostrado que es posible alcanzar un equilibrio entre rentabilidad y responsabilidad social. Con la ASFI liderando la supervisión y regulación, el sistema financiero está preparado para seguir siendo un motor vital para el desarrollo económico del país en el futuro, manteniendo su compromiso con la inclusión y la estabilidad financiera.
