A medida que Estados Unidos impone cada vez más sanciones a Brasil, China busca cada vez más oportunidades e integración.
En este sentido, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, comunicó al asesor especial de la Presidencia de la República, Celso Amorim, que China está dispuesta a profundizar los lazos de cooperación con Brasil e intensificar la coordinación bilateral. En la conversación telefónica, el Ministro de Relaciones Exteriores chino reiteró la postura de Pekín contra cualquier injerencia externa en los asuntos internos de Brasil.
“China apoya firmemente a Brasil en la defensa de su soberanía y dignidad nacionales, se opone a la injerencia externa injustificada en sus asuntos internos y lo apoya firmemente en la defensa de sus intereses nacionales, su derecho al desarrollo y la resistencia a los abusos discriminatorios mediante aranceles”, declaró Wang Yi. Reforzando su apoyo a la autonomía brasileña, el diplomático chino enfatizó en el interés de su país en ampliar la cooperación con Brasil, especialmente dados los desafíos comerciales que plantean las acciones de Estados Unidos. El asesor del presidente Lula, Celso Amorim, a su vez, destacó el deseo del Gobierno brasileño de intensificar las alianzas en áreas como comercio, finanzas y política exterior. El diplomático brasileño reafirmó el compromiso de Brasil con el fortalecimiento del Brics y el fomento de la unidad entre los países del Sur Global.
En cuanto al enfoque chino, Wang Yi, los gobiernos de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores) y Xi Jinping han trabajado juntos para construir una “comunidad de futuro compartido”, basada en la multipolaridad, el respeto al derecho internacional y la defensa de la justicia global. También destacó que China y Brasil, como las mayores economías en desarrollo de sus respectivos hemisferios, mantienen una “relación de apoyo mutuo”, con una sólida coordinación y alineación en los intereses del Sur Global.
Otro tema abordado durante la llamada fue la crisis en Ucrania. La parte china propuso que ambos países intensifiquen el diálogo y unan fuerzas para construir un consenso entre las naciones del Sur Global a favor de un alto el fuego y la reanudación de las negociaciones de paz. Wang sugirió que esta coordinación se lleve a cabo en el marco del “Grupo de Amigos por la Paz”, con el objetivo de buscar una solución política duradera al conflicto.
En cuanto a la acción de Brasil, en respuesta directa a los nuevos aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, Brasil presentó formalmente una queja ante Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). La solicitud de consulta, considerada el primer paso en una disputa comercial multilateral, fue presentada este miércoles (6) por la misión brasileña ante la OMC, con sede en Ginebra, según informa Folha de S. Paulo.
Si bien la medida tiene pocas posibilidades de generar efectos prácticos inmediatos, debido a la paralización del órgano de apelación de la OMC desde 2019, la administración de Lula considera la iniciativa un gesto político fundamental, que busca reafirmar el compromiso de Brasil con las normas del comercio internacional y la preservación del sistema multilateral. La acción brasileña se produce dos días después de una reunión del Consejo Estratégico de la Cámara de Comercio Exterior (Camex), presidido por el vicepresidente Geraldo Alckmin e integrado por ministros estratégicos del gobierno. “Al distanciarse de los compromisos multisectoriales característicos de la OMC, esta medida desestabiliza el equilibrio construido durante décadas de negociaciones multilaterales y supone un grave riesgo para la arquitectura del comercio internacional”, reiteró Brasil.
En la fase preliminar, si no se llega a un acuerdo en un plazo de 60 días, Brasil puede solicitar la apertura de un panel arbitral. Los paneles están compuestos por tres expertos elegidos por las partes involucradas. Tras analizar las peticiones y celebrar audiencias, el panel elabora un informe. En teoría, el plazo para esta decisión es de seis meses, prorrogable por tres meses más. Sin embargo, los casos complejos pueden tardar hasta cinco años. Si una de las partes discrepa con la opinión del panel, se puede presentar una apelación ante el Órgano de Apelación. El panel ha estado inoperante desde 2019 debido a un bloqueo impuesto por Estados Unidos. Desde entonces, más de 20 disputas se han remitido “en el vacío”, sin un resultado final.
La burocracia compromete gravemente el sistema multilateral de resolución de disputas comerciales. Incluso si el panel falla a favor de Brasil, la falta de un tribunal de apelaciones hace incierta la ejecución del fallo si Estados Unidos decide impugnarlo. Esto convierte el gesto en un símbolo de defensa del comercio justo. El gobierno de Lula busca establecer una postura internacional denunciando el desprecio de Estados Unidos por las normas que contribuyó a crear. Esta medida también refuerza el papel de Brasil como defensor del multilateralismo y la previsibilidad en las relaciones comerciales globales.
Por: Tulio Ribeiro/