Este año conmemoramos el Día Mundial de Al-Quds (Jerusalén), en una situación en la que la humanidad es testigo de uno de los mayores crímenes y genocidios de la historia.
La profunda tragedia humana que tuvo lugar en los últimos seis meses en Palestina, especialmente en Gaza, es otra desafortunada y triste manifestación de la violación histórica de los derechos del oprimido y resistente pueblo palestino, y además es una muestra de la violación de las leyes y normas internacionales en el ámbito geográfico del territorio ocupado de una nación, así como del recurso explícito a la fuerza y de todo tipo de crímenes, internacionalmente reconocidos, contra los dueños originales de la tierra palestina por parte del régimen temporal e ilegítimo israelí.
Hoy en día, no solo hombres y mujeres inocentes y niños indefensos palestinos son masacrados por estos criminales, sino que tampoco los hospitales, los centros médicos y de ayuda, las mezquitas y las iglesias están a salvo de la maldad de las autoridades y los militares de este régimen falso y feroz.
Sin duda, las acciones de los sionistas pueden considerarse como la violación de los principios más evidentes de los derechos humanos y constituyen un claro ejemplo de una combinación de crímenes contra la humanidad, genocidio, apartheid y limpieza étnica.
La continuación del genocidio y todo tipo de crímenes de guerra en la Franja de Gaza, la masacre de más de 33 mil palestinos en unos seis meses —la mayoría de los cuales son mujeres y niños— junto con la negativa del régimen falso de Israel a la llegada de ayuda humanitaria y alimentos a toda la Franja de Gaza, sometiendo a la hambruna a los residentes de Gaza, con el objetivo de continuar el genocidio de mujeres y niños, y su desplazamiento forzoso al desierto del Sinaí en Egipto y a territorio jordano, ha hecho sonar una alarma catastrófica en el presente siglo.
Está claro que uno de los objetivos peligrosos del régimen israelí es asediar completamente la Franja de Gaza e impedir la llegada de ayuda humanitaria inmediata y suficiente, crear condiciones para el colapso social y civil, y destruir todo rastro de la vida y la histórica identidad de la civilización palestina. El intento para el desplazamiento forzoso de los residentes de la Franja de Gaza es una clara prueba de la política maliciosa del régimen criminal sionista para la destrucción deliberada de la nación y la identidad palestina.
Hoy, más que nunca, es necesario que los elementos con los que el régimen sionista materializa el genocidio y la limpieza étnica en la Franja de Gaza sean considerados por los organismos internacionales, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional, ante los cuales se deben adoptar medidas eficaces, preventivas y punitivas.
Hemos mantenido amplias consultas en foros internacionales en continuo diálogo con el Secretario General de las Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional en el ámbito de la cooperación humanitaria. En todos estos diálogos y en las conversaciones con los países islámicos se ha enfatizado seriamente tanto en la urgencia de proporcionar ayuda como en la necesidad de detener la guerra.
Por supuesto, hemos visto que el Secretario General de las Naciones Unidas y el presidente de la Cruz Roja Internacional han dado pasos importantes, pero debido a la completa complicidad de la Casa Blanca y algunos gobiernos occidentales con el régimen israelí, estos esfuerzos humanitarios no han alcanzado los resultados deseados.
Es muy lamentable que, a pesar de haber transcurrido cerca de seis meses desde los brutales ataques del régimen usurpador sionista contra la Franja de Gaza, exista una inacción crónica por parte de la Comunidad Internacional, especialmente de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad de esta organización, cuya tarea principal es garantizar la paz y la seguridad internacionales.
¡Está bastante claro que Estados Unidos ha sido una parte principal para que la guerra continúe y no se detenga! Por otro lado, se esperaba que la Organización de Cooperación Islámica, utilizando sus diversas capacidades políticas, económicas y herramientas de presión, desempeñara su papel disuasorio para detener la guerra, pero a pesar de celebrar varias reuniones, esta organización todavía carece de la capacidad esperada y efectiva para cumplir este papel importante.
Esperamos que, durante los días restantes del mes sagrado del Ramadán, con los esfuerzos de los países islámicos y la responsabilidad práctica de la comunidad internacional, se tomen medidas serias para enviar ayuda humanitaria y salvar de la hambruna al pueblo oprimido de Gaza. También confiamos en que, con la bendición de este mes sagrado, se materialice de manera más efectiva que nunca la unidad y la cohesión regional, islámica e internacional y los esfuerzos globales para apoyar a la oprimida nación Palestina y que seamos testigos de la adopción de medidas regionales e internacionales serias, efectivas y disuasorias para poner fin a la continuación de la brutalidad del régimen del apartheid y del terrorismo sionista contra la oprimida nación Palestina.
Subrayando la importancia de la cuestión palestina como la más importante del mundo islámico y destacando la necesidad de que la comunidad internacional preste atención a la ocupación como raíz real y fundamental de la crisis en Asia occidental, así como al régimen sionista como la causa más importante de inseguridad e inestabilidad en la región, la República Islámica de Irán, que ha apoyado con orgullo al pueblo palestino durante varios decenios, cree en la necesidad de solucionar la raíz de esta crisis histórica crónica como una profunda herida en el cuerpo y la conciencia de la humanidad y del mundo islámico.
El Día Internacional de Al-Quds, iniciativa de Imam Jomeini, el gran fundador de la República Islámica de Irán, para llamar la atención de todo el mundo hacia la cuestión palestina —además de ser una importante oportunidad para expresar la solidaridad integral y global con el oprimido pueblo palestino, rechazar y expresar el disgusto hacia el régimen usurpador sionista, y condenar a los partidarios de este régimen falso y criminal—, es sin duda una ocasión para prestar atención responsable a las verdaderas raíces de la vieja y dolorosa crisis palestina.
Los ocupantes sionistas y los conocidos partidarios de este régimen, centrándose en la operación Diluvio de Al-Aqsa, que fue una reacción inevitable del pueblo palestino ante todo tipo de crímenes y violaciones de sus derechos naturales, su masacre y represión, así como los insultos hacia el Sagrado Quds y las santidades islámicas, están tratando de acusar a la resistencia y a la nación palestina como iniciadoras de la guerra en curso contra Gaza y torpemente intentan desviar la atención de la opinión pública mundial de la verdad y la raíz de la crisis palestina, que radica en los 75 años de la ocupación de la tierra palestina por un régimen falso y desarraigado, y en la violación de los derechos fundamentales, naturales y legítimos de una nación noble.
Mientras no se preste atención seria a la raíz principal de la crisis y no se adopten medidas responsables para tratarla, no se logrará una paz y una seguridad sostenibles en la región y en el mundo.
El Día Internacional de Al-Quds es una oportunidad para pensar en una solución real, responsable y sostenible.
Haciendo hincapié en el derecho natural e inherente de la nación palestina a resistir legítimamente contra la opresión y la ocupación, la República Islámica de Irán, al presentar una iniciativa democrática para la cuestión palestina, en el marco de una acción responsable, y registrarla en las Naciones Unidas, cree que una solución basada en celebrar un referéndum, con la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas, entre los habitantes originales de Palestina, incluidos cristianos, musulmanes y judíos, puede poner fin a la crisis más antigua y dolorosa del último siglo en la región y en el mundo.
Hossein Amirabdollahian es Ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán