La energía es la mayor fuente para mover las ruedas de la economía mundial. Esta realidad hace que cualquier operación de apertura de opciones a los poderosos petroleros mueva valores considerables y expectativas sobre nuevos caminos financieros. Así, el desarrollo del creciente uso de la energía eléctrica despierta inversión y tecnología. En este contexto, un análisis del gigante asiático y segundo mayor PIB del mundo, a punto de superar a Estados Unidos.
Por lo tanto, estamos mirando a China, el mayor productor mundial de vehículos eléctricos y baterías, donde el reciclaje es un tema revolucionario para el autoabastecimiento de litio. Alrededor del 80% del litio en bruto de China y más del 95% de sus minerales de cobalto y níquel son importados. La principal agencia de planificación económica de China dice que el mercado de reciclaje de baterías del país podría tener un valor de $us 20,3 mil millones para 2030.
En esa marcha, el empresario y CEO de Tesla, Elon Musk, al inaugurar esta semana una refinería de litio de $us 375 millones en Texas, lleva a China a esforzarse también por garantizar el suministro del principal ingrediente de las baterías de los vehículos eléctricos. La importancia del litio es demasiada y popularmente llamado “el nuevo petróleo” u “oro blanco” de la era de la nueva energía, ha emergido como un mineral crítico en la competencia de China con Estados Unidos para buscar reservas y quizás emprender el reciclaje a escala, a los productos que utilizan esta materia prima
Los expertos abordan que, a diferencia de los combustibles fósiles, los metales utilizados en los vehículos eléctricos se pueden reutilizar y reciclar, lo que ofrece la posibilidad de autosuficiencia y satisface las preocupaciones de seguridad económica nacional de los líderes chinos. Por lo que si se hace realidad lograr la autosuficiencia en recursos como el litio, reciclando suficientes materiales de baterías en desuso, esto sería muy relevante con consecuencias económicas y geopolíticas, debido a la importancia de esta fuente de energía.
“China tiene muy poco control sobre los recursos de litio”, analizó para medios chinos Zhao Yiming, socio de Inno Investment Bank, que tiene una amplia cartera de inversiones en la industria de las baterías. “En consecuencia, cuando queremos acelerar el desarrollo de vehículos eléctricos pero los competidores extranjeros quieren frenarnos, pueden maniobrar el flujo de estos recursos, incluidas las minas de litio. Muchas fuerzas en este juego ya han tomado acción. Pero si podemos lograr la autosuficiencia en recursos como el litio mediante el reciclaje de suficientes materiales de baterías retiradas, eso sería muy significativo”.
Los principales tenedores de reservas son Bolivia, Argentina y Chile, reconocidos colectivamente como el “triángulo del litio” porque tienen más de la mitad de las existencias de este recurso ya identificadas en el mundo y ya han discutido con razón un posible acuerdo sobre la producción y la fijación de precios del litio el año pasado. Así, estas naciones tienen un gran futuro si logran su participación no solo en las ventas, sino también en la producción industrializada. Por lo tanto, en el campo de las nuevas energías, la industria del reciclaje de baterías es una de las pocas que tiene un horizonte de desarrollo garantizado, y puede contar no solo con China y EEUU, sino con los tres grandes en reservas sudamericanas.
En términos de entender esta dependencia, al tener el mercado más grande del mundo para vehículos eléctricos, así como el mayor productor de baterías de iones de litio, China consume más litio, cobalto y níquel —metales utilizados en la producción de baterías para vehículos eléctricos— que cualquier otro país. Por lo tanto, esta cadena de suministro depende en gran medida de las importaciones, con alrededor del 80% de su litio en bruto y más del 95% de sus minerales de cobalto y níquel provenientes del extranjero, según informes de los medios chinos. El énfasis en el reciclaje refleja preocupaciones sobre la alta dependencia de China de los suministros en el extranjero y las incertidumbres geopolíticas que podrían ponerlos en peligro.
El mes pasado, el 62% del carbonato de litio de China, un importante químico industrial utilizado en la producción de baterías de iones de litio, provino del extranjero. China produjo 19 mil toneladas (18.700 toneladas) de litio el año pasado, lo que representa el 14,6% de la producción mundial, según datos de EEUU. Sus reservas de litio representaron solo el 7,7% del total mundial estimado. La idea recurrente de un cartel de litio al estilo de la OPEP es posible, pero el reciclaje podría debilitar su desempeño. Su creación sería fundamental para influir en el debilitamiento del dominio de China.
La industria del reciclaje de baterías de iones de litio de China aún se encuentra en sus primeras etapas, pero se está desarrollando rápidamente, con el Gobierno invirtiendo fuertemente en investigación y desarrollo, además de brindar incentivos a los fabricantes nacionales, por lo que el reciclaje de litio se ha incluido en la última iniciativa del Gobierno chino.
En cuanto al futuro, “para 2030, el tamaño del mercado de reciclaje de baterías de China podría alcanzar los 140.600 millones de yuanes (20.300 millones de dólares), casi nueve veces el tamaño real del mercado en 2022”, declaró la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal planificador económico del país, en un informe publicado en febrero.
Es importante comprender, según Zhao, que además de las preocupaciones de seguridad nacional y de mercado, las baterías de iones de litio deben reciclarse por razones ambientales. Las baterías representan casi el 40% del coste de fabricación de un vehículo eléctrico, pero se deterioran con el tiempo y acaban siendo desmontadas y recicladas. “Porque una vez que se desecha la batería, debe reciclarse o será un desecho sólido, con riesgo de explosión si no se maneja correctamente. Así que no podemos dejarlos ahí y no hacer nada al respecto”.
Así, de manera concluyente y representando un cambio considerable en el costo de esta energía, la industria del reciclaje de baterías es una de las pocas que tiene un futuro seguro para el desarrollo. Puede aumentar o disminuir la dependencia entre naciones y, por lo tanto, influir incluso en la geopolítica. La cuestión estratégica quedó clara cuando el Gobierno canadiense ordenó a tres empresas chinas que se deshicieran de sus participaciones en tres pequeñas mineras de litio con sede en Canadá. En definitiva, es cuando la energía impulsa la economía, ya sea petróleo u otras opciones, y finalmente la economía determina la estrategia política o un nuevo orden geopolítico. Demasiado importante para no participar con protagonismo.