La subvención a los hidrocarburos, que se viene dando en el país, genera un gasto significativo que realiza el Gobierno, gasto que está directamente relacionado con el precio internacional del petróleo, el cual varía de acuerdo con la coyuntura internacional; en este sentido, reducir la subvención es un buen criterio que ayudaría a la economía nacional, sin embargo, se debe analizar lo siguiente:
La subvención de hidrocarburos debería mantenerse para el transporte público, en todas sus modalidades (transporte de pasajeros y productos), esta acción reducirá los costos de producción y sobre todo mantendrá “estables” los precios de los bienes y servicios de primera necesidad; además, la subvención al diésel para el sector productivo agropecuario deberá estar ligada al ingreso de dólares producto de las exportaciones, las cuales deberán ser depositadas en el sistema financiero nacional en las cuentas corrientes de los empresarios privados; al momento de que estos productores decidan mantener los dólares en sus cuentas bancaria en el exterior la subvención para estas debería anularse.
Se tendría que anular la subvención a los propietarios de vehículos de mediana y alta gama (autos de lujo), que tienen un costo superior a los $us 18.000, ya que no es posible que gente que se da el lujo de adquirir vehículos costosos “no pueda” comprar gasolina de acuerdo con el mercado internacional. Es lógico pensar que aquellas familias y personas que tienen los ingresos suficientes para comprar autos de lujo puedan y deban pagar el combustible no subvencionado.
Cuando se quita la subvención de la gasolina a los autos particulares, el costo de transportarse para sus dueños se incrementará, esto se plasmará en que estas personas y familias tendrán que elegir entre un mayor costo de transportarse en su vehículo o transportarse en vehículos públicos con menor costo; en este aspecto varias familias optarán por el transporte público, lo cual también tendrá como consecuencia el descongestionamiento de nuestras calles y la emisión de menos gases contaminantes, debido a que los propietarios de estos vehículos de mediana y alta gama circularán menos.
Es importante que el Gobierno siga apoyando la producción mediante las subvenciones, pero estas deben estar bien dirigidas, sobre todo a los sectores productivos y ciudadanos que realmente necesiten este apoyo económico financiero para incrementar y fomentar la dinámica de la oferta y demanda interna.
Es también muy importante que YPFB pueda ampliar la oferta de gasolinas de diversos tipos (con mayor octanaje), ya que los vehículos de mediana y alta gama requieren combustibles “más finos”, ya que las características técnicas de estos autos y la tecnología con la que cuentan hacen que sus motores se deterioren más rápidamente si no cuentan con gasolina de mayor octanaje.
La problemática de los hidrocarburos atañe a todos los países, la coyuntura bélica internacional “disparó” los precios, generando una inflación significativa en la mayoría de los países. La solución estructural está en el cambio de la matriz energética (contar con vehículos eléctricos), pero mientras se va estructurando ese cambio energético, la subvención debe llegar a quienes lo necesitan efectivamente.
La Paz/AEP/ Miguel Marañón