El mundo no necesita países guías, ni partidos guías, ni hombres guías.
El mundo, y sobre todo nuestro pueblo latinoamericano, necesita ideas guías.
Fidel Castro
Un gran jalón de orejas frontal y desde la diplomacia de los pueblos que hacen uso del principio de la libre autodeterminación recibió las Naciones Unidas en su septuagésima octava Asamblea General.
Al parecer se ha venido permitiendo la primacía y alteridad de poder hegemónico de Estados Unidos, mediante decisiones unilaterales, cuyo significado y acento se expresa en el cometimiento de transgresiones y vulneraciones a la carta fundacional, al Derecho Internacional, Tratados e Instrumentos de Derechos Humanos; a principios recurrentemente convertidos en un instrumento ideológico y arma de sanciones, por no convenir a los intereses particulares del gobierno federal estadounidense, que mantiene activada la Doctrina Monroe que está caminando a su bicentenario, la que es constantemente refuncionalizada para seguir cometiendo asedio e injerencia en democracias que no responden a su orden unipolar, fundamentalmente a la naciente y denominada segunda oleada de “gobiernos progresistas”, que tienen diferente matiz político e ideológico, que se afirman y le apuestan al nuevo orden mundial multicéntrico, multipolar, liderado por China y Federación de Rusia, respetuoso del Derecho Internacional. Demandan integración, cooperación y fundamentalmente solidaridad.
El orden unipolar, liderado por Estados Unidos, convertido en gendarme del mundo en cenáculo de las Naciones Unidas, fue ampliamente cuestionado, al igual que los multilaterales: Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM). En las alocuciones y discursos de algunos presidentes de la región, cabe destacar la intervención del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien señaló a Latinoamérica como la región más asimétrica, evidenciando que la pandemia y pospandemia del Covid-19 desnudó la inequidad, injusticia, falta de vacunas, recrudeciendo el bloqueo y sanciones, fundamentalmente en contra de Cuba, a la que se le negó la provisión de medicamentos e insumos médicos, sin embargo, con resiliencia entregó tres vacunas, que llevaron su solidaridad a la región y a la Humanidad. “La Humanidad ha de modificar con urgencia el actual orden económico internacional, injusto y excluyente, y hacer frente a la crisis climática”, destacó.
Asimismo, Díaz-Canel valoró que los debates durante el 78 Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas pusieron de relieve la necesidad de acciones inmediatas sobre ambos problemas.
Se refirió que se han propuesto acciones, pero es motivo de preocupación lo que se hará después para implementarlas. Recordó que las naciones ricas hicieron un compromiso de financiar la acción climática y no lo han cumplido.
Evocó al eterno líder revolucionario Fidel Castro, quien animaba a comprender estos problemas y luego actuar.
Mencionó, además, que se requiere de voluntad política y responsabilidad de los países ricos, responsables del injusto orden económico actual, así como solidaridad, cooperación y respeto a la soberanía de los Estados. Por lo tanto, es necesario el financiamiento para promover el desarrollo de los países del Sur y hacer frente a la crisis climática.
Denunció que en 2022 el gasto militar ascendió a 2,24 billones de dólares y que con el 19% de esos fondos los países del Sur pueden hacer la inversión necesaria para llegar a la economía digital. Con el 9% se podrían resolver los problemas de adaptación climática de las naciones del Sur para un periodo de 10 años.
Con el 7% se podría garantizar la vacunación universal contra el Covid-19. Actualmente, hay países del Sur que solo han podido vacunar al 10% de su población contra la pandemia.
Reafirmó la importancia de destinar esos fondos al Sur, brindar oportunidades a esas naciones y eliminar el peligro de la guerra, que es promovida por el complejo militar industrial para obtener ganancias.
En referencia a la crisis climática, instó a trabajar sobre sus causas, entre las que mencionó el capitalismo y el modelo de consumo, derrochador de recursos.
Ratificó que se debe aplicar el principio de responsabilidad compartida, pero de manera diferenciada.
Enfatizó en que el Norte ha de aportar más recursos, pues ha sido el mayor causante de esta crisis.
Se necesita comprensión, voluntad política, financiamiento y acciones concretas. Cada día que pasa se acrecienta la amenaza de la crisis climática en detrimento del Sur Global.
Cuba comparte con otros países, entre ellos Estados insulares del Caribe y del Pacífico, la metodología que concibió tras la aplicación de la Tarea Vida, programa para atender los impactos del cambio climático sobre el desarrollo.
Compartió las lecciones que le dejó el trabajo para hacer frente a la pandemia del Covid-19, vinculó al sector científico a la toma de decisiones gubernamentales. De ese esfuerzo nacieron protocolos para combatir la pandemia y cinco candidatos vacunales, de los que tres se convirtieron en vacunas y ayudaron a salvar vidas.
Hoy ha recrudecido el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos en contra de Cuba, tras la aplicación de 243 medidas coercitivas unilaterales impuestas por la Administración de Donald Trump, la persecución a la compra de combustibles y la inclusión de Cuba en la lista de naciones que patrocinan el terrorismo, entre otras criminales medidas. El presidente Joe Biden da más énfasis y continuidad a estas.
El bloqueo ha ocasionado al pueblo innumerables privaciones, mediante el desabastecimiento de alimentos y combustibles, cortes sustanciales en las fuentes de ingreso de la nación, entre otros perjuicios, lo cual retarda su desarrollo.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos el pueblo cubano ha salido adelante gracias a la resistencia creativa. Ha resistido creando, apostando por el desarrollo con trabajo y talento propios. Los efectos combinados del bloqueo estadounidense y la pandemia no han detenido a Cuba. Fue el único país del Sur que concibió sus vacunas anticovid.
Esos aprendizajes ahora son aplicados en la producción de alimentos, la construcción de viviendas, las inversiones, el mejoramiento de las comunidades, etcétera.
Cuba sigue el camino de no rendirse, de la voluntad compartida de no doblegarse ante esas dificultades. El pueblo cubano es heroico y merece la prosperidad que anhela. El Gobierno trabaja para que esa prosperidad se concrete de la manera más rápida.
Durante su estancia en la ciudad de Nueva York y asistencia a los debates en las Naciones Unidas mantuvo reuniones y encuentros con representantes del sector científico, cultural, empresarial de aquel país, concomitante con los movimientos de solidaridad con Cuba y de cubanos residentes en ese país.
Invocó, además, que deben realizarse cambios urgentes en el sistema de las Naciones Unidas y se refirió al comandante Fidel como el propulsor del cambio y la transformación del modelo y sistema económico mundial, por el de la justicia social: “páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre. Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño”.
La región latinoamericana no ha dejado de ser considerada el gran patio para los intereses geopolíticos, económicos y estratégicos de los complejos militares, industriales y financieros, del imperialismo norteamericano e internacional, que concentran acumulación del gran capital a través de la venta de armamento, pertrechos militares, y que vienen agitando conflictos en algunos países atrapados por regímenes obedientes y subordinados al establecimiento y consenso de Washington, como son los casos específicos de Perú y Ecuador, ubicado en el top 10 de los países más peligrosos del mundo.
En contexto de arena política electoral, en Argentina y Ecuador hay un brote de la denominada ultraderecha de tinte neofascista que pretende dar continuidad a un modelo neoliberal autoritario, caracterizado por la supresión o achicamiento del Estado, venta de empresas públicas estratégicas, entre ellas las energéticas, de las telecomunicaciones, hidroeléctricas y de bienestar público, entre ellas: salud, educación, de seguridad social, de empleo. Es decir, permitir la bonanza de la empresa privada y el imperio del corolario del capitalismo salvaje, mediatizado por la libertad del mercado expresado en la violación de derechos fundamentales y humanos.
Ergo, Latinoamérica ha levantado sus voces en un camino de la geopolítica de la emancipación, y le recuerda a Estados Unidos que debe cesar su subversión política e ideológica, el bloqueo, las medidas coercitivas unilaterales, porque configuran uno de los delitos de lesa humanidad más execrables en contra de un pueblo; de igual manera, a la comunidad internacional, que culminó el tiempo de postergar los cambios de una nueva arquitectura de Naciones Unidas, un nuevo orden económico, que no debe cerrar sus ojos a brotes libertarios que quieren estrangular el derecho de los pueblos latinoamericanos de vivir en paz y armonía con la naturaleza, con desarrollo soberano, con ciencia, tecnología, sin brechas digitales, con democracia digital, el derecho a la justicia social, el respeto a los saberes, cosmovisiones y oralidades de los pueblos originarios, el derecho a un nuevo orden económico, justo, equitativo, solidario, complementario y soberano.